Como viene siendo habitual en los últimos meses, AYER asistimos a una nueva sesión de “excesos” en los mercados de valores europeos y estadounidenses, en esta ocasión a la baja. Así, los principales índices bursátiles de estos mercados sufrieron AYER las mayores caídas en tres meses, concretamente desde el pasado mes de marzo, en pleno desplome de los mercados. Se podría intentar justificar este comportamiento achacando el mismo al pesimismo mostrado por el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que el miércoles había hablado de que la recuperación económica afrontaba un largo camino o al hecho de que los casos de coronavirus siguen aumentando en algunos estados de EE.UU. y que la pandemia está haciendo estragos en muchos países en vías de desarrollo como Brasil o la India pero, en nuestra opinión, han sido los excesos de las semanas pasadas, que han llevado a muchos valores y a los índices a alcanzar elevados niveles de sobrecompra, los que han provocado esta dura corrección de los mercados. E
n este sentido, y como hemos venido señalando en nuestros comentarios, el tremendo rally alcista experimentado por las bolsas occidentales desde los mínimos de febrero -el Dax alemán, por ejemplo, ha llegado a recuperar el 50%- no se habría basado en factores “fundamentales” sino que ha sido impulsado por otro tipo de factores, principalmente por el cierre masivo de posiciones cortas; la ingente liquidez inyectada en el sistema por los bancos centrales y las políticas fiscales de los distintos gobiernos; la falta de alternativas atractivas de inversión, que han provocado la entrada precipitada y masiva de inversores en renta variable buscando rentabilizar sus ahorros; y el miedo de muchos de ellos a quedarse fuera de la recuperación de las bolsas, lo que se conoce como FOMO (fear of missing out).
Si bien es verdad que la reapertura de las principales economías desarrolladas ha facilitado la reactivación de la actividad empresarial y del consumo en muchas de ellas, también es verdad que la comparativa es con respecto a unos meses, marzo, abril y parte de mayo, en los que toda la actividad económica ha estado parada por las draconianas medidas adoptadas por los distintos gobiernos para impedir la propagación del coronavirus de origen chino, unos gobiernos con más éxito que otros, como se ha podido comprobar. Este primer “rebote” de las economías era esperado. Será a finales de verano y en otoño cuando podremos comprobar el verdadero daño, mayor o menor del ahora anticipado, que ha provocado la crisis sanitaria en las principales economías del mundo y cuáles de ellas se están recuperando mejor y cuáles se están quedando rezagadas. A día de HOY la visibilidad sigue siendo muy baja, algo que también se traslada a las compañías cotizadas, sobre todo a las que tienen una actividad más dependiente del ciclo económico, las cuales no saben realmente a qué escenario se enfrentan y cuáles serán sus resultados tanto en el corto como en el medio plazo.
Es por ello por lo que el fuerte rebote experimentado por muchos valores de corte cíclico en las últimas semanas ha estado basado en un optimismo poco fundamentado y, en gran medida, en la especulación. Valorar muchas de estas compañías en la actualidad, cuando no sólo se desconoce qué resultados serán capaces de alcanzar en el presente ejercicio o en el que viene, sino, incluso, si sobrevivirán y de qué forma lo harán a los cambios en los hábitos de consumo provocados por la crisis sanitaria, es realmente complicado. Por tanto, seguimos apostando en el escenario actual por compañías con una demanda inelástica que, mal que bien, presentan una elevada visibilidad y recurrencia en sus resultados; compañías que operan en sectores como el de consumo básico, la alimentación, la sanidad, las telecomunicaciones y las utilidades, además de muchas compañías del sector de la tecnología, compañías que se beneficiarán de lo que de forma retórica se ha denominado como la “nueva normalidad”.
HOY esperamos que tras las fuertes caídas sufridas AYER por los índices y por casi todos los valores cotizados, las bolsas europeas abran entre planas y ligeramente a la baja, intentando de esta forma estabilizarse. Es factible que a medida que avance la sesión vuelva a entrar algo de dinero en los valores de corte más cíclico, que AYER sufrieron un castigo muy duro, aunque, como hemos comentado, esta apuesta nos parece todavía arriesgada, teniendo en cuenta que, por el momento, los analistas no han comenzado a revisar sus estimaciones de resultados al alza para este tipo de compañías ante la falta de visibilidad.
Por último, señalar que en los próximos días la evolución de la pandemia en EE.UU., concretamente en los 21 estados en los que todavía siguen creciendo con fuerza los nuevos casos de afectados, lo que está tensionando nuevamente su sistema sanitario, va a ser un factor a seguir por los inversores. Cualquier indicio de que algún estado opta nuevamente por imponer medidas de confinamiento -Texas ha amenazado con ello- sería un duro golpe para las bolsas occidentales.