Los mercados de valores occidentales cerraron AYER un primer semestre para la historia. Así, y desde mediados de marzo, los principales índices de estas bolsas entraron en mercado bajista tras ceder cerca del 40% en pocas sesiones, con los inversores descontando el negativo impacto que en la economía global podría llegar a tener la pandemia del coronavirus de origen chino, que en ese momento comenzaba a extenderse por el mundo. De este modo, el 1T2020 se convirtió para muchos de estos índices en el peor de su historia.
La inmediata reacción de los bancos centrales, inundando de liquidez el sistema, y de los distintos gobiernos, especialmente del estadounidense, anunciando agresivos planes de políticas fiscales, provocó que en unos pocos días los principales índices estadounidense recuperaran más del 20% desde sus mínimos recientes, entrando nuevamente en mercado alcista. A los índices de las principales plazas europeas les costó algo más tiempo, pero también fueron capaces de dejar atrás el mercado bajista para entrar nuevamente en mercado alcista.
Durante los meses de abril y mayo los mencionados índices continuaron con su escalada, lo que los ha llevado en muchos casos a recuperar entre un 30% y casi algo más del 45% desde sus mínimos anuales, con los inversores descontando una rápida recuperación económica en forma de “V”, algo que a estas alturas de la película, y tras haber entrado las principales economías mundiales en una profunda recesión como consecuencia de las medidas adoptadas por los distintos gobiernos para evitar la propagación del virus, que mantuvieron en hibernación durante casi dos meses dichas economías, parece muy poco factible.
De este comportamiento generalizado de los principales índices bursátiles mundiales se ha desmarcado claramente el Ibex-35, que desde sus niveles más elevados del año sigue cediendo algo más del 28%, y que desde los mínimos de marzo solo ha recuperado algo más del 18%. Si bien es cierto que el peso relativo del sector bancario es muy elevado en el Ibex-35, siendo este sector uno de los que peor se ha comportado desde el inicio de la crisis, el mal comportamiento relativo del Selectivo no se puede limitar a este factor ya que, según todos los organismos internacionales, España será una de las economías desarrolladas que sufrirá una mayor contracción de su economía, al haber sido también uno de los países más afectados por la crisis sanitaria y por el hecho de que el sector servicios, en el que destaca el del turismo, del que la economía española es muy dependiente, va a ser el que tarde más tiempo en recuperarse y sufra más el impacto de lo que retóricamente se ha venido a llamar como “nueva normalidad”, escenario en el que el distanciamiento social jugará un papel muy relevante, modificando los hábitos de consumo de los particulares y los planes de inversión de las empresas, al menos hasta que se desarrolle una vacuna contra el Covid-19.
A partir de ahora los factores que han venido “jugando” a favor y contra del comportamiento de las bolsas seguirán manteniendo su pulso, siendo el resultado de esta “lucha” muy difícil de predecir a día de hoy. Así, por un lado, y apoyando su recuperación están factores como la inmensa liquidez inyectada en el sistema por los bancos centrales y los gobiernos; la falta de alternativas de inversión atractivas a la renta variable; los avances en el desarrollo de tratamientos y vacunas para “vencer” al coronavirus de origen chino; y la batería de cifras macro e indicadores adelantados de consumo e inversión que se están publicando, correspondientes a los meses de mayo y junio, y que, de algún modo, invitan al optimismo.
En sentido contrario, otro conjunto de factores pesará en el ánimo de los inversores, empezando por el hecho de que el virus sigue extendiéndose sin aparente control por muchos países en estos momentos, mientras que en otros, donde se pensaba que estaba totalmente contenido, han aparecido rebrotes puntuales de la enfermedad. Además, los inversores deberán sobreponerse a un escenario macro que sigue presentando “más sombras que luces”, escenario que se ve aún más ensombrecido por el incremento de las tensiones comerciales entre EE.UU. y China; entre la EE.UU. y la UE; y entre la UE y la propia China; así como por la falta de concreción de las conversaciones entre el Reino Unido y la UE respecto al Brexit.
Frente a este complejo escenario, seguimos apostando por la prudencia a la hora de diseñar nuestra cartera. Así, y teniendo en cuenta la falta de visibilidad en relación al devenir de sus negocios al que se enfrentan muchas compañías, especialmente de los sectores más cíclicos -el 40% de la empresas del S&P han retirado sus estimaciones de resultados para 2020-, creemos que lo más sensato es apostar por empresas que, a pesar de lo incierto de la situación, hayan revisado marginalmente a la baja sus expectativas de resultados o, incluso, las hayan modificado al alza al salir sus negocios fortalecidos de la crisis. Entendemos que tanto en Europa como en EE.UU. hay compañías de sectores como el de la sanidad, el consumo básico, las utilidades, las comunicaciones el reparto a domicilio y la tecnología que cumplen con estos requisitos. En lo que hace referencia a los sectores de corte más cíclico, seríamos todavía pacientes, aunque comenzaríamos a intentar identificar qué compañías pueden terminar saliendo fortalecidas una vez que se consolide el proceso de recuperación económica.
Más a corto plazo, y centrándonos ya en la sesión de HOY, cabe destacar que en la agenda macro del día destaca sobre todo la publicación de las lecturas finales de junio de los índices adelantados del sector de las manufacturas, los conocidos como PMIs e ISM, tanto en Europa como en EE.UU. Esta madrugada se han conocido tanto el de China (el que elabora Caixin) como el de Japón. En ambos casos han superado las expectativas de los analistas, con el primero señalando expansión de la actividad y el segundo mostrando una menor contracción mensual de la misma. En principio esperamos que estas lecturas sean bien recibidas por los inversores cuando abran esta mañana las bolsas europeas, y que faciliten un inicio de sesión al alza, con los índices apoyados en los valores de corte más cíclico. Posteriormente, serán las lecturas de los PMIs en Europa y en EE.UU. los que determinen la tendencia que adoptan los índices hasta el cierre de la sesión. Así, cualquier sorpresa positiva de los mismos creemos que tendrá un impacto muy positivo en la marcha de los índices.