Los principales índices bursátiles europeos cerraron AYER al alza, aunque lejos de sus niveles más altos del día, impulsados por el buen comportamiento de los valores de corte más cíclico como los bancos, los relacionados con el ocio y el turismo, los de la energía y los del automóvil. Las expectativas de que un acuerdo entre demócratas y republicanos para la aprobación de un nuevo paquete fiscal de ayudas antes de las elecciones del 3 de noviembre era factible animó a los inversores a incrementar sus posiciones de riesgo y a reducirlas en los activos “refugio”, lo que también se dejó notar en el mercado de divisas, donde el dólar volvió a debilitarse, lo que propició el alza de los precios de las materias primas minerales y el petróleo.
No obstante, pocas horas después del cierre de las bolsas europeas el presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció que había dado órdenes para que los representantes republicanos y los miembros de su gobierno dejaran de negociar con los demócratas el mencionado paquete de ayudas, acusando al mismo tiempo a la líder demócrata en la Casa de Representantes, Pelosi, de “actuar de mala fe”. Lo cierto es que, a pesar de todas las declaraciones en sentido contrario de los últimos días, las posturas defendidas por ambas partes no habían cambiado en lo esencial, manteniéndose fuertes discrepancias en temas como el tamaño del programa -los demócratas no estaban dispuestos a bajar de $ 2,4 billones y los republicanos a subir de $ 1,6 billones- o el contenido del mismo, con los demócratas insistiendo en las ayudas a los estados y municipios, algo que rechazan los republicanos. El anuncio de Trump, que hace poco factible que vaya a aprobarse un nuevo paquete de ayudas antes de las elecciones, provocó un giro radical a la baja de las bolsas estadounidenses, cuyos principales índices cerraron con fuertes descensos.
No obstante, los inversores esperan que, si los demócratas se hacen con la presidencia y con el control de ambas cámaras -tendrían que ganar el control del Senado ya que ya controlan la Cámara de Representantes-, escenario que a día de hoy parece bastante factible, la nueva Administración apruebe en enero inmediatamente después de la Inauguración un gran paquete fiscal de ayudas.
Señalar, en este sentido, que, como era previsible, AYER en un discurso ante la Asociación Nacional de Economía Empresarial (the National Association for Business Economics), el presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, reiteró su opinión de que la economía de EE.UU. requiere de más apoyo fiscal a pesar de que la recuperación de la misma tras la pandemia ha sido fuerte. Antes, y en una conferencia ante directivos, organizada por The Wall Street Journal, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), la francesa Lagarde, abrió la puerta a nuevas actuaciones en materia de política monetaria por parte de la institución que preside, tras afirmar que la recuperación económica está siendo incompleta y desigual en la Zona Euro y que no espera que la economía de la región alcance sus niveles prepandemia antes de finales de 2020. Los bancos centrales, por tanto, siguen ejerciendo de contrapartida a los políticos y mantienen el “pie en el acelerador” para evitar que la crisis económica vaya a más.
En principio, HOY esperamos que las bolsas europeas abran a la baja, lastradas por la constatación de que no habrá acuerdo para la aprobación por parte del Congreso de EEUU de un nuevo paquete de ayudas. Así, y si AYER fueron los valores más ligados al ciclo económico los que lideraron las alzas, HOY serán estos mismos los que peor comportamiento muestren, al menos durante las primeras horas de la sesión. El hecho de que los futuros de los principales índices bursátiles estadounidenses se hayan estabilizado esta madrugada y apunten a una apertura ligeramente al alza de este mercado, creemos, no obstante, que servirá para moderar los descensos en las bolsas europeas.
Por lo demás, comentar que “la segunda ola” de la pandemia está llevando a las autoridades de muchos países europeos a implementar nuevas restricciones a la movilidad de sus ciudadanos y a la actividad de ciertos sectores, y ello a pesar de que cada vez está creciendo más la contestación a este tipo de medidas, incluso entre la comunidad científica -muchos epidemiólogos de renombre mundial se muestran contrarios al confinamiento de personas sanas-, medidas que pueden terminar abortando la ya de por sí debilitada recuperación económica, hundiendo a las economías en profundas crisis de muy incierto resultado.