Volatilidad en el corto plazo por el incierto entorno global, pero sólidos fundamentales domésticos coherentes con apreciación
En el corto plazo la cotización del peso estará fuertemente influida por la incertidumbre en torno a la evolución de la crisis de deuda europea, por los datos que se vayan dando a conocer para calibrar la fortaleza del ciclo de EEUU y por las expectativas de los mercados sobre una nueva ronda de estímulos monetarios. Sin embargo, los fundamentales de la economía mexicana (exposición externa a EEUU, el área desarrollada con perspectivas de actividad más positivas; y la certidumbre de las políticas macroeconómicas domésticas) son consistentes con la apreciación del peso frente al dólar.
Desde el inicio del mes de mayo el tipo de cambio se ha depreciado 7.21% en línea con una volatilidad financiera global en aumento con el deterioro de la crisis de deuda en el área del euro. Este deterioro resulta de la persistencia de un riesgo no despreciable de cambios en la configuración actual de la zona euro, lo que se refleja, por ejemplo, en la falta de impacto positivo en los mercados del anuncio de ayuda del Eurogrupo para la capitalización de algunas entidades del sistema financiero español. Esta estrecha relación entre el tipo de
cambio del peso y la aversión global al riesgo puede explicarse en buena medida por el hecho de que la moneda mexicana es la tercera moneda de economías emergentes con mayor intercambio en los mercados financieros internacionales, con alrededor de USD 50 mil millones diarios de acuerdo a datos del BIS (2010). Sin embargo, a lo largo de esta semana, la perspectiva de los mercados de que aumenta la probabilidad de que la próxima semana la FED pueda anunciar una nueva ronda de estímulos monetarios ha contribuido a frenar la depreciación del peso en un entorno cíclico global incierto.
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