No esperábamos un mes de agosto tan movido y parece que podría ser clave en el devenir de los mercados. Vuelve el lema que tanto nos condiciono durante todo el pasado año: cuando las buenas noticias sobre la economía americana hacían temer que se iniciara la reducción paulatina de estímulos sobre la economía y se convertían en malas noticias.
Ahora, los estímulos están prácticamente suprimidos, ya solo se inyectan 25.000 millones de dólares al mes, y a comiezos del mes de octubre quedarán suprimidos por completo. Por ello, en este momento, lo que más presiona a los mercados es saber cuándo se producirá la primera hipotética subida de tipos.
Durante todas las reuniones del FOMC de este año, su presidenta ha reiterado una y otra vez que una vez suprimidos los estímulos monetarios los tipos permanecerían bajos a expensas de la evolución de la economía. Esto hacía pronosticar a las grandes casas de inversión que dicha subida se produciría sobre el tercer trimestre de 2015.
Pero tras el buen dato de PIB publicado el pasado miércoles, que batió las expectativas y se situó en el 4%, se ha podido iniciar una corrección en el mercado americano, descontando un posible adelantamiento en la decisión de la primera subida de tipos desde que se iniciara la crisis. También la buena marcha del sector inmobiliario y la reducción del desempleo han engrandecido esta mejora.
Ahora bien, estos buenos datos en EE.UU. y la posibilidad de que su economía pueda seguir creciendo sin necesidad de ayudas de la Reserva Federal es una buena noticia. Pero también es verdad que podría producir una corrección de entre un 10% y un 15%, ya que el no respaldo de la Fed y la primera subida de tipos harán menos apetecible a la renta variable.
Después de más de un 300% de subida desde que se iniciara la crisis y con la puesta en marcha de las mayores políticas expansivas tomadas por los Estados Unidos, ahora no nos podemos volver locos por que el mercado pueda corregir un 10% o un 15%. Eso sí, también habrá que ver si sigue funcionando una economía sin estímulos, después de haber estado enganchada a las ayudas mensuales durante los últimos seis años.
El problema es que cuando parecía que Europa lo estaba empezando a hacer bien e iba viendo como a medida que pasaban las semanas su confianza y sus indicadores económicos mejoraban, ahora nos vemos directamente afectados por las masivas ventas en Wall Street, porque a pesar de todo y aunque nos pese, seguimos teniendo una gran "Wall Street dependencia".
Así las cosas, parece que a pesar de los datos o resultados empresariales que se presenten durante el día de hoy, seguiremos condicionados por esta sensación de angustia que provoca una severa corrección. Más aún cuando miembros del FOMC, como Fisher, salen diciendo que hay que subir tipos antes de los previsto. Ni siquiera vemos en la reunión de mañana del BCE un posible catalizador para cortar esta sangría.