Tras una semana marcada por la reunión de política monetaria del Banco Central Europeo (BCE), la que comienza estará señalada por el segundo encuentro del año de la Reserva Federal (Fed).
La Fed tomó un paso sin precedentes en casi 10 años en diciembre pasado, elevando los tipos de interés a un rango que va del 0,25 al 0,5%. Sin embargo, esta medida, prácticamente anunciada durante todo 2015, no ayudó al dólar de manera determinante.
El motivo: desde el primer día de 2016 se desató en China una nueva crisis bursátil y signos de desaceleración económica, sumada a un fuerte descenso adicional del petróleo, que cayó de 30 dólares durante varios días.
De este modo, la reunión de enero fue de índole estrictamente formal, sin cambios y sin perspectivas de decisiones relevantes para los próximos tiempos. Poco ha cambiado desde entonces. China no levanta cabeza, el petróleo gana terreno en fuerte porcentajes, pero desde mínimos irrisorios, lo que en términos de precios significa que no puede siquiera superar los 40 dólares, con una perspectiva bajista de mediano plazo.
En cuanto a los indicadores de Estados Unidos, el mercado laboral sigue sólido, la tasa de desempleo muy baja, y el ingreso por hora debilitado -el primer viernes del mes esta cifra significó una baja del dólar.
¿Qué se puede esperar entonces del comunicado que emitirá la Fed con la firma de la presidente Yellen y demás miembros del Comité? Muy poco en la práctica. No habrá incrementos de tasa de interés, y con los mercados en la creencia de que estos plazos se extenderán durante muchos meses, solo un guiño de la Fed en contrario podría cambiar el panorama actual del dólar. En otras palabras, si todos creen que nada sucederá y la Fed pone en duda este pensamiento, el dólar crecerá.
Claro que en los mercados los hechos lineales no abundan, y prueba de ello es lo que vimos la semana pasada con el euro. Luego de poner toda la carne al asador, el Banco Central Europeo vio como una respuesta del presidente Mario Draghi disparó al euro a máximos de más de un mes, llevando consigo a la libra y en menor medida al yen.
De manera tal que si bien en la reunión del martes y miércoles de la Fed no se discutirán cuestiones que puedan impactar especialmente en los precios, el comunicado dará lugar a movimientos poco previsibles, como suele ocurrir. Solo faltan poco más de dos días.
En el medio, nos espera un lunes con un dólar relativamente débil en todos los frentes, en un movimiento que no parece tener mucho sustento en el tiempo. Si bien no será el día más atractivo desde los datos a conocerse, la sesión americana, con sus reacomodamientos dará buenas oportunidades de negocio.
Para la sesión asiática del martes queda el comunicado de política monetaria del Banco de Japón, con la conferencia de prensa posterior. Sin dudas, horas en las que el yen pondrá a prueba su actual fortaleza, en momentos en que se especula con un nuevo plan de estímulo a la economía por parte de la institución.