Tras trabajar durante muchos años en los mercados he aprendido que lo que realmente debemos temer es lo que no conocemos.
En definitiva, lo inesperado. En situaciones extremas, los accidentes. En situaciones menos extremas, lo que no está valorado. O cuya valoración es baja. Casi nula.
Vean ahora estos dos gráficos:
Aquí tienen un buen reflejo de lo que esperan y temen las autoridades monetarias USA.
Pero, de nuevo, ¿cuál sería el cisne negro en esta ocasión? Sorpresas positivas, tanto para el crecimiento como para la inflación.
En el primer caso, poco que decir: las proyecciones de crecimiento son en mi opinión incluso optimistas. Pero, ¿qué pasa con la inflación? La repuesta es que, con tiempo, se aproximará al objetivo. Lo interesante de esto es como la propia Yellen se mostraba convencida el jueves pasado de que la inflación, su recuperación, sería una cuestión de tiempo sólo matizado por la combinación de un USD fuerte y un precio del crudo a la baja.
Pero ahora el precio del crudo se mantiene estable (o con moderada subida….veremos la próxima reunión de la OPEP) y el USD está bajando en los mercados de divisas.
¿Qué es lo que esperamos entonces? Los mercados viven de expectativas.
Y las expectativas se reflejan en los precios…
En definitiva, impasse por la Fed que favorece a la bolsa estadounidense y emergentes frente a Europa y Japón; y perjufica al USD frente al resto.
¿Hasta cuándo? Los datos mandan.
Por ejemplo, los resultados empresariales (comenzamos el periodo de resultados del Q1) deben validar la infravaloración relativa de las bolsas frente a la deuda; los datos de inflación deben justificar los bajos tipos de interés de la deuda (por el momento esperamos un rango de 1.65/2.2 % para el treasury 10 años).
Y mientras tanto, el USD seguirá a la baja en un entorno de incertidumbre sobre Grecia, sobre UK y sobre la propia solidez de los mercados.