Barclays (L:BARC) ha elaborado esta semana un informe sobre perspectivas globales en el que incluye un análisis sobre la economía mundial. Reconoce que, durante los últimos cinco años, había sido relativamente fácil obtener ganancias en bolsa (permanecer largos, comprar en las caídas y dejar que el crecimiento sostenido, la baja inflación y una política monetaria ultra acomodaticia hicieran el resto), aunque la fórmula mágica perdía fuelle este año, con mediocres resultados en la compra de acciones y bonos.
Agotada la gallina de los huevos de oro, estos expertos hablan de nuevos aires en la operativa bursátil, con dos catalizadores principales a no perder de vista: aunque con movimientos lentos, ha quedado demostrado más que nunca que ya no podemos perder de vista ni a China ni a la Fed.
Los problemas de China para mantener el ritmo de crecimiento de sus años más gloriosos se han dejado sentir en los mercados. El gigante asiático ya no puede invertir y exportar al ritmo que solía, algo que no pasa desapercibido para el resto de economías y que, inevitablemente, preocupa a propios y extraños.
“En contra de muchas opiniones alcistas, que tachan este problema de problema puntual, desde Barclays creemos que tenemos desaceleración para rato. Los inversores mantendrán el nerviosismo entorno a China y sus respuestas monetarias, y es probable que revivamos más casos como el de agosto”, aseguran.
Por su parte, la Fed insiste en recordarnos que el proceso de normalización de tipos será lento y muy dependiente de los datos. Está realmente preocupada, y no quiere que una mala decisión desequilibre el sistema.
“Las primeras subidas no serán un problema. Serán lentos, bien comunicados y anticipados por el mercado. Pero según nos adentremos en 2016, y asumiendo que el mercado laboral no siempre nos traerá tan buenas noticias, la incertidumbre sobre nuevas subidas se incrementará. ¿Estaríamos entonces preparados para enfrentarnos a un mundo en el que el ciclo de negocio de EEUU se tambaleara a la baja?”.
Estos analistas consideran que el riesgo es bajo, pero advierten que las valoraciones elevadas significan que los mercados ya descuentan la bonanza económica y financiera, una situación que se pondrá en entredicho en 2016.
“Es por ello que recomendamos empezar el año manteniendo un equilibro en renta variable y encontrar la mejor fórmula riesgo/beneficio en el centro de la curva de riesgo, como en los diferenciales de crédito”.
Barclays finaliza afirmando que, en líneas generales, los rendimientos en 2016 serán más alfa que beta. Además de la Fed y China, deberemos lidiar con el BCE, los avances de Japón en el tema inflacionario y los límites de las divergencias en política monetaria.
La clave: mantenerse en el bando correcto y estar preparados para los retos que se presenten.