Desde la crisis de 2001, la Argentina ha experimentado una recuperación importante en términos del Producto Bruto Interno basado en una fuerte devaluación del tipo de cambio y acompañado por un contexto internacional favorable. El aumento en los precios de los commodities (principalmente soja) y la gran capacidad instalada ociosa generada por la crisis dieron lugar a una gran acumulación de reservas internacionales y permitieron que el país creciera a tasas cercanas al 8% anual sin haber generado, durante la primera mitad del ciclo, fuertes presiones inflacionarias.
Sin embargo, en la medida que la economía fue recuperando niveles de actividad cercanos al período pre-crisis, la demanda interna comenzó a presionar sobre el nivel de precios. La excesiva emisión monetaria, el deterioro de las cuentas fiscales y la caída de las reservas internacionales marcaron la evolución económica de los últimos tres años, debilitando el margen de maniobra de las políticas monetarias y cambiarias. En dicho contexto, y para intentar frenar la pérdida de reservas, el gobierno optó por restringir la compra de dólares con fines de atesoramiento, lo que impulsó al mercado paralelo donde se compra y vende el dólar blue. Veamos entonces la evolución de las reservas durante la última década:
Como se puede observar, desde el 2011 la tendencia alcista se invierte, generando una pérdida acumulada de U$S 18.174 millones, de los cuales la mitad corresponde al período enero-octubre 2013, una caída similar (en términos absolutos) a aquella experimentada durante el año 2002. Ahora bien, ante la demostrada ineficacia de las políticas de restricción cambiaria (léase cepo), surge una pregunta ineludible: ¿cuánto debería el gobierno devaluar el tipo de cambio para restablecer el equilibrio y frenar la caída de las reservas? A continuación, una serie de indicadores de tipo de cambio que nos pueden ayudar a resolver el problema:
Finalmente, ¿qué indicador deberíamos tomar como referencia? La variación de las reservas se produce, principalmente, vía el balance de la cuenta corriente (exportaciones e importaciones) y a través de los movimientos de la cuenta capital (entrada y salida de capitales). Una primera aproximación es tomar el promedio de los indicadores y establecer un tipo de cambio cercano a $8,93. De esta manera, el tipo de cambio debiera generar un superávit en la cuenta corriente (puesto que se devalúa más que lo que el tipo de cambio real multilateral sugiere) que compense el déficit de la cuenta capital.El tipo de cambio real multilateral es el que surge de comparar los tipos de cambio nominal y los precios de Argentina respecto de sus principales socios comerciales. Según dicho indicador, el dólar debería aproximarse a $6,80 lo que implica un atraso cambiario (respecto del dólar oficial) del 14,7%. El tipo de cambio monetario relaciona la cantidad de pesos circulantes en la economía con las reservas del Banco Central, mientras que el contado con liqui (“dólar fuga”) surge de la comparación entre precio en pesos del Boden 15 con su precio en dólares en el exterior (una explicación más detallada puede encontrarse en un artículo anterior: “¿Hacia dónde va el Boden 15?”). Según dichos indicadores, el atraso cambiario es mucho mayor y el tipo de cambio debería situarse en $9,71 y $9,27 respectivamente, mientras que en el mercado informal, el dólar blue se cotiza en $9,93.