Discurso del Gobernador en los 25 años de Fedea

Banco de España


Buenos días:
Es para mí una gran satisfacción clausurar este acto de celebración del 25 aniversario de la creación de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada, Fedea, que a lo largo de estos años se ha convertido en un referente del análisis y la investigación económica en nuestro país.

Si Fedea existe, se debe a Luis Ángel Rojo, que tuvo la idea de crear esta institución, fue el primer Presidente de su Comité Científico y, posteriormente, pasó a ser Patrono de la misma de forma ininterrumpida hasta la actualidad.

Fue el Profesor Rojo quien, en 1985, siendo Director del Servicio de Estudios del Banco de España, reunió a un grupo de empresarios para pedirles que apoyaran esta iniciativa.

Su visión sobre lo que debía ser Fedea fue muy clara desde el principio. Debía ser un proyecto de la sociedad civil, eminentemente privado, con la única presencia pública del Banco de España como garante de la calidad académica de los trabajos que allí se hicieran. La nueva institución debía ser independiente desde su comienzo, para lo cual era deseable que participara en su impulso un conjunto de empresas amplio, evitando así una excesiva vinculación con ninguna de ellas en particular.

El objetivo con el que se creó Fedea era generar investigación de calidad en el ámbito de la economía aplicada, que ayudara a formar opinión sobre las políticas más adecuadas para abordar las grandes cuestiones sociales y económicas que afectaban a nuestro país. Se trataba de un proyecto novedoso y audaz, porque en aquellos momentos no existía en España ninguna institución similar, ni por su naturaleza ni por sus objetivos.

Además, el número de investigadores formados en las técnicas necesarias para realizar trabajos de primer nivel era relativamente pequeño y la disponibilidad de datos, limitada.

El acto que celebramos hoy pone de manifiesto que aquel proyecto, en cierta medida arriesgado, fue un acierto. A lo largo de estos años, en Fedea se ha realizado investigación de primera línea y se han formado excelentes académicos, que han continuado sus carreras en instituciones universitarias de primer nivel, en diversos organismos internacionales o en el propio Banco de España. Pero, aun siendo esto importante, el gran mérito de Fedea ha sido crear un espacio en el que los investigadores se “manchen las manos” y dediquen su tiempo a analizar cuestiones que quizás no tengan un rendimiento académico inmediato en términos de publicaciones y reconocimiento internacional, pero que tienen una gran trascendencia para el conjunto de la sociedad; y sobre todo, que esos mismos investigadores hagan un esfuerzo por hacer comprensibles los resultados de sus trabajos.

El éxito de este proyecto es el resultado de un importante esfuerzo colectivo. Su
consolidación no habría sido posible sin el apoyo continuado de los patronos de la
fundación, sin el impulso de sus presidentes y sin la intensa dedicación de sus sucesivos directores: Carlos Sebastián, Alfonso Novales, José Antonio Herce -quien dirigió esta institución durante casi 15 años- y Pablo Vázquez, que ocupa este cargo desde 2005. Y desde luego, es obligado mencionar el importante papel que a lo largo de todos estos años ha desempeñado José Luis Malo de Molina en el comité científico de Fedea.

En los años que llevo como Gobernador del Banco de España he tenido la satisfacción de haber podido contribuir algo a impulsar la labor de Fedea. Durante este período ha mejorado la organización de la institución mediante la creación de las Cátedras de Investigación, se ha contratado a más investigadores y se ha multiplicado el número de actividades que se llevan a cabo. De hecho, el presupuesto de Fedea es hoy el doble que hace cuatro años. Pero sobre todo, se ha hecho un esfuerzo considerable por abordar de una manera constructiva la profunda crisis económica que estamos viviendo, planteando alternativas de reforma orientadas a mejorar la situación.

Las perspectivas de evolución de la economía española en el medio plazo apuntan a una recuperación gradual, pero todavía rodeada de muchas incertidumbres. En este contexto, las políticas económicas deben orientarse a consolidar la mejoría de la situación y a alcanzar unas tasas de crecimiento que permitan volver a crear empleo de forma sostenible. Afortunadamente hoy hay un amplio consenso sobre la necesidad de emprender un conjunto de transformaciones profundas, algunas de las cuales llevan largo tiempo aplazadas, y de las que depende la intensidad y la sostenibilidad de la recuperación de nuestra economía y el bienestar de las futuras generaciones, con las que tenemos un deber de solidaridad.

En un momento como el actual, Fedea puede desempeñar un papel importante. Y para ello sería deseable que se mantuvieran algunos principios que han guiado su actividad en los últimos 25 años.

En primer lugar, Fedea debe seguir contribuyendo a generar investigación aplicada de buena calidad y centrada en los principales retos de nuestra economía. Desde su creación, esta institución ha ido abordando los problemas socioeconómicos más
relevantes a los que nuestro país se enfrentaba en cada momento. Con ello ha
contribuido a enriquecer el debate en diversos ámbitos, como el mercado de trabajo, el mercado de vivienda, la sanidad, o las pensiones, ayudando a los poderes públicos a identificar las reformas más necesarias.

Pero para poder implantar con éxito un programa de reformas ambicioso no basta con identificar las medidas prioritarias. También es preciso que los ciudadanos entiendan su necesidad y apoyen su ejecución. Con frecuencia las reformas más deseables son difíciles de aceptar, porque el esfuerzo que imponen sobre determinados sectores o grupos de población en el corto plazo es más visible que sus beneficios para el conjunto de la sociedad en el medio y largo plazo. En este sentido, una característica que siempre ha distinguido a Fedea de otras instituciones ha sido el esfuerzo por explicar la visión de los investigadores sobre los aspectos clave de la política económica en nuestro país.

Dado el contexto económico en el que nos encontramos, esta función divulgadora es ahora más necesaria que nunca. Desgraciadamente, los debates públicos sobre nuestra economía tienden a caer en una excesiva simplificación o polarización, que hace difícil transmitir opiniones matizadas a los ciudadanos. Sin embargo, para entender la relevancia de algunas reformas económicas, los detalles son importantes y creo que Fedea tiene las capacidades técnicas y de comunicación necesarias para explicar su importancia al público en general.

Fedea ha tenido también el acierto de difuminar sus fronteras con el resto del mundo académico. Se ha transformado, en cierta forma, en una fuente de soporte para aquellos investigadores que estén interesados en realizar trabajos de economía aplicada de calidad, en un canalizador de las inquietudes del mundo académico y de lo que éste puede aportar para contribuir a mejorar el bienestar de nuestra sociedad.

En este sentido, el papel que está desarrollando Fedea es comparable - salvadas las distancias - al que realizan algunas instituciones con mayor tamaño y tradición en otros países. Es el caso del Institute for Fiscal Studies en Inglaterra, Cesifo en Alemania o la Brookings Institution en Estados Unidos. La consolidación de instituciones como Fedea puede entenderse, en cierta forma, como un síntoma de la madurez democrática. Porque en una sociedad abierta y avanzada, no tienen opinión sólo el Gobierno, las fuerzas parlamentarias o determinados grupos de presión. También los estudiosos deben generar y expresar sus opiniones sobre los temas que afectan al bienestar común.

Con todo, es importante que este esfuerzo de divulgación se realice manteniendo
siempre el rigor que se le supone a una institución con el prestigio académico de Fedea.

La credibilidad de Fedea reside fundamentalmente en su independencia y en la solvencia de sus investigadores, cuyos diagnósticos y recomendaciones han venido siempre respaldados por los resultados de trabajos de investigación rigurosos. Para preservar su prestigio, Fedea debe saber mantener una clara separación entre la discusión técnica sobre las políticas económicas y el debate estrictamente político.

Por otra parte, sería deseable que las propuestas de Fedea se realizaran siempre con modestia, teniendo en cuenta que las medidas que se plantean suelen tener un encaje político complejo. A veces, y ello es lógico, no se cuenta con toda la información y, además, las soluciones óptimas desde la óptica de la eficiencia pueden no ser factibles cuando se tienen en cuenta consideraciones de economía política. Por eso, las propuestas deberían formularse siempre con un espíritu abierto y constructivo, sin perder de vista que el papel de una institución como Fedea no es sustituir a los políticos, sino ayudarles –si se quiere, empujarles-, a tomar buenas decisiones.

Estas son premisas que Fedea ha seguido a lo largo de si historia y que a buen seguro continuará manteniendo en el futuro próximo para potenciar el desarrollo de la intensa actividad académica y divulgativa que han convertido a esta institución en uno de los centros de investigación y de debate económico más prestigiosos de nuestro país.

Muchas gracias.