Natalia Kidd
Buenos Aires, 12 may (.).- Argentina tiene un tesoro enterrado en Vaca Muerta, la segunda reserva mundial de gas no convencional, pero requiere de fuertes inversiones para el desarrollo masivo de esa formación y, además, infraestructura de transporte y licuefacción de gas que le permitan convertir en realidad su sueño de ser un "jugador" de clase mundial.
De gira por una Europa en serios problemas para asegurarse el abastecimiento futuro de gas por las derivaciones de la invasión de Rusia a Ucrania, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, ha publicitado esta semana en España y en Alemania el potencial energético del país suramericano.
"Argentina es hoy un reservorio de lo que el mundo está demandando en este presente. Somos grandes productores de alimentos y de energía. Tenemos la segunda reserva de gas no convencional que nosotros queremos que sirva para proveer al mundo en forma de gas licuado", dijo este miércoles Fernández en una rueda de prensa junto al canciller alemán, Olaf Scholz.
El gas a raudales -"para 200 años", como dijo recientemente Fernández- está en las profundidades de una vasta formación de hidrocarburos no convencionales que se extiende por cuatro provincias de Argentina, con epicentro en la de Neuquén (suroeste), y que en una década de actividad ha llegado a desarrollarse masivamente en tan sólo un 7 %, por lo que su potencial es enorme.
MÁS GAS, PERO CON LÍMITES
Vaca Muerta, que también cobija la cuarta mayor reserva mundial de petróleo no convencional y en donde operan 31 empresas locales y multinacionales, recibió inversiones en 2021 por unos 4.000 millones de dólares y se prevé que este año los desembolsos asciendan a unos 5.000 millones.
El año pasado, las inversiones se centraron en el gas, motorizadas por un plan del Gobierno de Fernández que otorgó fuertes incentivos a las empresas en este segmento.
El plan Gas.Ar dio sus frutos: Vaca Muerta alcanzó récords de producción, con una marca de 69 millones de metros cúbicos diarios de gas no convencional en marzo último, representando ya el 55 % de todo el gas que produce Argentina.
Pero la creciente producción se ha topado con una seria cortapisa: la capacidad de los gasoductos que salen de Vaca Muerta están ya a su máximo nivel de utilización y, si no se la expande, no hay por dónde evacuar más producción.
GASODUCTO CLAVE
Para salvar este obstáculo, el Gobierno planea lanzar en forma inminente la licitación para la construcción de un nuevo gasoducto desde Vaca Muerta y la ampliación de la red ya existente, una obra cuya primera etapa demandará una inversión de 1.500 millones de dólares y que las autoridades esperan tener terminada para el invierno austral de 2024.
La obra, que en una segunda fase requerirá inversiones adicionales por 1.900 millones de dólares, es considerada tanto por el Gobierno como por el sector privado como estratégica, necesaria y, ciertamente, urgente: sentada sobre enormes reservas de gas, Argentina, hoy por hoy, necesita importar gas natural de Bolivia y gas natural licuado (GNL) desde diversos puntos del planeta para abastecer la demanda doméstica, particularmente en el invierno.
Ello, con un enorme coste fiscal para el Estado, acrecentado ahora por los altos precios internacionales de los energéticos, en momentos en que Argentina, con fuertes desequilibrios macroeconómicos, necesita mejorar sus cuentas públicas y apuntalar el ingreso de divisas.
El objetivo ulterior de Argentina es no solo bajar la factura de las importaciones sino convertirse en exportador neto de gas, con mayores envíos a Chile, llegando con un ducto a Brasil y dando el salto a los mercados globales a través de la producción y la exportación de GNL.
INVERSIONES EN GNL
Para lograr abastecer al mercado extrarregional, Argentina requerirá fuertes inversiones adicionales en plantas de licuefacción para la exportación de GNL mediante buques.
El Gobierno argentino calcula que se necesitarán inversiones en GNL por unos 10.000 millones de dólares con el objetivo de alcanzar exportaciones desde 2027 por 15.000 millones de dólares anuales.
El ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, ha mantenido intensos contactos en los últimos meses con empresas del sector con vistas a desarrollar este segmento y, además, ha anunciado que el Gobierno se apresta a modificar ciertas regulaciones para atraer así mayores inversiones en energía.
"Si queremos tener un desarrollo de otra envergadura en este sector, es muy importante que haya capital de escala y esto requiere de completar capital doméstico con capital extranjero, porque no alcanza", dijo Guzmán al disertar ante empresarios la semana pasada.
Guzmán anticipó que también se construirán "marcos de reglas de juego robustos y estables", buscando articular un proyecto de ley para incentivar la producción de GNL.