SWIFT es una organización cooperativa, con sede en Bélgica, presente en más de 204 países y con más de 11.000 bancos y entes financieros como miembros. Es básicamente una red global de bancos. SWIFT, como tal, se encarga únicamente de enviar mensajes entre sus miembros de modo confidencial, íntegro, disponible y confiable. En efecto, transmiten, en órdenes de pago, miles de millones de dólares al día. La institución es conocida principalmente por el código SWIFT, pero más allá de eso, por lo general pasa inadvertida. Porque opera tras bastidores. ¿Qué es SWIFT realmente? ¿Cómo funciona? ¿Y por qué debe desaparecer?
El primero mensaje SWIFT fue enviado en 1977 por el príncipe Alberto de Bélgica. La creación de SWIFT (del inglés: Society for Worldwide Financial Telecommunication o en español: Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales) significó un gran avance. Ahora no es lo mejor del mundo, pero en su momento fue un paso adelante. El sistema no maneja cuentas ni presta ningún servicio de compensación. SWIFT únicamente envía órdenes. En realidad, es solo un sistema de mensajería. Pero podemos decir que antes de su aparición las cosas estaban muy lejos de ser ideales. SWIFT estandarizó los procesos, aceleró las transacciones, eliminó los errores de interpretación y aumentó los niveles de seguridad. Lo más importante es que SWIFT introdujo un estándar y una sintaxis. La organización en sí opera de manera centralizada. Cuentan con tres centros de datos, uno en Estados Unidos, uno en Holanda y uno en Suiza. Estos centros comparten información en tiempo real (bueno, casi). Además, si un centro falla, los otros tienen la capacidad de asumir sus tareas. SWIFT usa cables submarinos en su red de comunicaciones. Es una gran infraestructura.
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