Céline Aemisegger
Bruselas, 14 mar (EFE).- Los países europeos han aceptado la nueva flexibilidad que promueve Bruselas en las reglas comunitarias de disciplina fiscal para fomentar el crecimiento y la inversión, pero algunos no ocultan cierta incomodidad y apuntan a los riesgos de una interpretación demasiada laxa y a la pérdida de credibilidad.
Los Veintiocho respaldaron esta semana la recomendación de la Comisión Europea (CE) de dar dos años más a Francia, hasta 2017, para que rebaje su déficit por debajo del límite del 3 % del PIB que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC).
Pese a esta muestra de flexibilidad, en la sala del Consejo de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, el Ecofin, se escucharon críticas.
También en el seno de la propia Comisión Europea hubo diferentes puntos de vista sobre el grado de flexibilidad a aplicar a Francia, aunque finalmente se llegó a un compromiso por mediación del presidente, Jean-Claude Juncker, dijeron a Efe fuentes europeas.
La Unión Europea no solo ha dado un nuevo margen a Francia, por tercera vez después de 2009 y 2013, sino que también apoyó la recomendación de la CE de no abrir un procedimiento contra Bélgica, Italia y Finlandia por incumplir las reglas de la deuda, que fija un tope del 60 % del PIB.
El Banco Central Europeo (BCE) insiste una y otra vez en que la "aplicación plena y coherente del PEC es indispensable para la confianza en nuestro marco fiscal".
En el Ecofin del pasado martes, el BCE afirmó que "no ve ningún argumento convincente para dar más de un año" a Francia, que suele ser la norma, según fuentes europeas, y algunos países advertían de la impresión que puede despertar una decisión flexible para con los países grandes sobre un trato desigual con los más pequeños.
Portugal e Irlanda, rescatados ambos por sus socios, dijeron por su parte que era difícil explicar este tipo de flexibilidad en casa sin pedir y recibir el mismo trato, según las fuentes consultadas.
También sobrevoló el recuerdo de una fecha "fatídica" para la disciplina fiscal y su credibilidad: 2003, cuando Francia y Alemania se saltaron el PEC y "dividieron a Europa en dos", en los países que tienen que cumplir y los que no.
Ahora la UE se enfrenta al peligro "de volver a este espacio político", dijo Irlanda, según las fuentes.
El excanciller alemán Gerhard Schröder y el expresidente francés Jacques Chirac pidieron entonces dar prioridad a la palabra "crecimiento" en el PEC, el mismo argumento que diez años después utilizarían el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y el jefe de Estado galo, François Hollande.
El titular alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió a la CE de que ha interpretado la flexibilidad "hasta el extremo", de acuerdo con las fuentes, y también el presidente del Eurogrupo y titular holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, alertó de un problema de credibilidad si no se aplica el PEC por igual a todos los países.
Recordó que en 2013, a Francia se le dio dos años y a Holanda solo uno. Ese país se le pidió un ajuste del 0,75 % del PIB y a París se le exige un esfuerzo del 0,5 % en 2015.
El ministro español de Economía, Luis de Guindos, afirmó ante los medios que "las reglas son importantes, hay que mantenerlas y tienen flexibilidad interna, pero a veces le damos demasiada importancia a los instrumentos y nos olvidamos de la finalidad básica, que es crecer y generar empleo".
La CE es consciente de las críticas y ha reiterado que será "extremadamente diligente" a la hora de vigilar el cumplimiento de las medidas prometidas por los beneficiarios de más flexibilidad a la hora de garantizar un trato igualitario, porque "se trata de una cuestión de la credibilidad del PEC", dijeron el comisario económico Pierre Moscovici y el vicepresidente de la CE Vladis Dombrovskis.
Para Grégory Claeys, analista del centro de estudios Bruegel, el enfoque "más político" de la nueva Comisión es el correcto, porque la política de austeridad aplicada desde el peor momento de la crisis ha demostrado que "quizás no haya sido la estrategia adecuada" si se compara con la evolución más positiva que han tenido países como EEUU que han aplicado una estrategia de estímulos.
Por ello, se debería "reformar" el PEC y hacerle no solo menos complejo y más entendible, sino también incluso "más flexible", afirma, porque la consolidación debe ser "de largo plazo" y volver inmediatamente a un ajuste estricto y mayor cuando mejora el ciclo no es bueno para economías "todavía frágiles".