Por Blanca Rodríguez
MADRID (Reuters) - El ministro de Hacienda español, Cristóbal Montoro, defendió el miércoles en el Congreso su proyecto de presupuestos para 2017 instando a facilitar su aprobación para proyectar una imagen de estabilidad del país, sacudir cualquier sospecha de incertidumbre política y fomentar el crecimiento y la creación de empleo.
"El objetivo prioritario de estos presupuestos es seguir alimentando el crecimiento económico y con ello consolidar y fortalecer la creación de puestos de trabajo", dijo Montoro desde la tribuna de la cámara, apelando a la responsabilidad de la oposición en el inicio de un debate que culminará el jueves con la votación de siete enmiendas a su totalidad.
Los presupuestos comenzaron su trámite con la vista puesta en el Partido Nacionalista Vasco (PNV), que confirmó 'in extremis' un acuerdo con el Gobierno de Mariano Rajoy sobre el "cupo vasco" -la suma que paga anualmente Vitoria por los gastos del Estado en la región- que allanó el camino para que las cuentas superen su primer escollo parlamentario.
Montoro reconoció que la tardanza en la presentación de los primeros presupuestos de la legislatura tras la parálisis política de 2016 hacía que fueran unas cuentas "de transición" que apenas estarían en vigor seis meses, al enlazar con la tramitación de las cuentas de 2018.
Tras defender la necesidad de reducir el déficit al 3,1 por ciento del PIB este año tras la "borrachera de gasto" que llevó a la crisis, el ministro criticó a los que "quieren irse de copas" para celebrar la recuperación, después de la dura crisis económica vivida por el país.
"Los ingresos que tenemos dan para lo que dan (...) Vamos a seguir invirtiendo, pero vamos a dar prioridad al gasto social, a la reducción del déficit público y de la deuda", dijo Montoro, subrayando el elevado capítulo dedicado a pensiones en el proyecto presupuestario.
MENSAJE DE ESTABILIDAD
El proyecto presupuestario es bastante continuista con respecto a las cuentas prorrogadas del año pasado, y su aprobación aún no está garantizada del todo con un gobierno en minoría parlamentaria y en pleno resurgir de los escándalos de corrupción política.
Sin embargo, la esperada suma de los cinco diputados nacionalistas vascos a los 137 del PP, los 32 de Ciudadanos y la representante de Coalición Canaria darán al Ejecutivo los 175 votos necesarios para superar su primer escollo, el rechazo a las cuentas que expresará la otra mitad del Congreso.
Tras el debate de las siete enmiendas a la totalidad presentadas por partidos de la oposición, la votación del jueves arrojará salvo sorpresas un empate entre esos síes y los noes de PSOE (85), Unidos Podemos (71), PDeCAT (8), Esquerra Republicana (9), y EH Bildu (2).
Una vez salvado este primer obstáculo, el Gobierno tendrá sin embargo que seguir negociando para sumar al menos un voto más, previsiblemente el de Pedro Quevedo, de Nueva Canaria, que ya ha anunciado su disposición a pactar en el siguiente trámite parlamentario entre finales de mayo y principios de junio, cuando el PP necesitará la mayoría absoluta de 176 diputados.
"La votación de mañana no es sino la primera fase, tenemos que darle continuidad, hay que seguir en la fase de enmiendas insistiendo el que nos une", dijo Montoro, tras considerar que el rechazo al proyecto estaba más relacionado con cuestiones políticas ajenas al Gobierno que con el contenido de los presupuestos.
Si, como confía el Ejecutivo, estos nuevos presupuestos se aprueban a finales de junio, su luz verde se solaparía con el inicio de la tramitación de los de 2018.