Por Sam Edwards
BARCELONA (Reuters) - Cientos de miles personas, muchas de ellos con lemas y banderas secesionistas, marcharon el lunes por las calles de Barcelona, a tres semanas de ver si finalmente se celebra un referéndum de independencia en Cataluña.
Bajo el lema "La Diada del Sí", los manifestantes abarrotaron las céntricas avenidas de Barcelona para conmemorar la caída de la ciudad durante la Guerra de Sucesión de 1714, hecho que ha usado a menudo el movimiento secesionista para dar voz a sus ansias de independencia.
La cita de este año cobraba especial importancia después de que el jueves pasado el Gobierno español recurriera al Tribunal Constitucional para suspender la convocatoria de referéndum del 1 de octubre, día en que, pese a la suspensión del mismo, la Generalitat insiste en que habrá urnas en Cataluña.
"En democracia es normal votar, tenemos que manifestarnos hasta que escuchen lo que queremos", dijo a Reuters Germán Freixas, ingeniero de 42 años, portando una bandera independentista y acompañado por su familia en la marcha.
Aunque es mayoritario el deseo de los 5,5 millones de catalanes con derecho a voto de opinar sobre su relación con España, el apoyo al independentismo ha ido perdiendo fuerza en los últimos años y hoy no alcanzaría el 50 por ciento de los sufragios, según los sondeos.
En medio de las hostilidades de los últimos días entre las autoridades catalanas y españolas, la Generalitat había pedido una muestra masiva del deseo de celebrar una consulta que no está reflejada en la Constitución y que el Gobierno español dice que frenará con todos los medios a su alcance.
"No sé qué van a hacer, hasta qué punto van a llegar. Es muy agresivo que se vea a policía quitando urnas o prohibiendo a la gente votar", dijo Elisabet Ciro, comercial de 40 años, con una camiseta proindependencia.
Algunos de los participantes, llegados a la Ciudad Condal desde toda Cataluña, llevaban pancartas en las que podía leerse "Vamos a ser un país libre", mientras que otros vestían camisetas fluorescentes con la palabra "sí".
La policía urbana de Barcelona cifró la participación en alrededor de un millón de personas, mientras que Sociedad Civil Catalana, organización contraria al independentismo, dijo que la afluencia fue de 220.000 participantes.
NO HAY OPCIÓN
El presidente catalán, Carles Puigdemont, insiste en que la consulta se llevará a cabo y que, en caso de ganar el "sí", se iniciaría de inmediato un período de desconexión que concluiría en la declaración de la república independiente catalana.
"No es una opción para nosotros que no se celebre", dijo Puigdemont a la prensa el lunes.
La Fiscalía General del Estado se ha querellado contra Puigdemont y los 13 miembros del Govern que firmaron el decreto del referéndum por posible desobediencia, prevaricación y malversación de caudales públicos.
Por otra parte, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha instado a los funcionarios y a los 947 alcaldes de Cataluña a respetar la ley y a detener los preparativos para el referéndum en las próximas tres semanas.
Sin embargo, cerca de dos tercios de los alcaldes de Cataluña han dicho hasta ahora que permitirán el uso de las instalaciones municipales para la votación y el alcalde de Cerdanyola rompió, entre ovaciones del público que le rodeaba, la carta en la que el Constitucional advertía de las repercusiones legales de apoyarla.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dijo el lunes que iba a facilitar que los ciudadanos pudieran ejercer su derecho al voto, sin desvelar si iba a ceder locales para la consulta ni cómo iba a proteger a los funcionarios en caso de dejar poner las urnas.
Coincidiendo con la Diada, la agencia Moody's dijo el lunes que las calificaciones crediticias de España y Cataluña podrían resentirse ante las tensiones por el referéndum, pero indicó que su expectativa era que la rica región mediterránea siguiera siendo parte de España después del 1 de octubre.