Madrid, 6 oct (.).- El coche eléctrico demanda seis veces más cantidad de materias primas minerales frente al convencional de motor de combustión interna, mientras que el volumen mineral utilizado en las plantas eólicas es hasta nueve veces mayor respecto a las centrales de ciclo combinado de gas natural.
En un informe elaborado por el catedrático Mariano Marzo recientemente publicado por la Fundación Naturgy (BME:NTGY) se advierte de que la transición energética puede multiplicar por seis veces la demanda de minerales críticos para cumplir los objetivos de descarbonización.
El litio, níquel, cobalto, manganeso y grafito son "cruciales para el rendimiento, longevidad y densidad energética de las baterías".
Las tierras raras son una serie de elementos químicos "esenciales" para la fabricación de muchos productos modernos como las turbinas eólicas y los motores de los vehículos eléctricos; ordenadores, a la vez que las redes eléctricas necesitan una gran cantidad de cobre y aluminio.
"Se trata de ejemplos de la nueva dependencia que la descarbonización puede generar", alerta Mariano Marzo.
"La gestión de los impactos ambientales, económicos, sociales y geopolíticos a lo largo de toda la cadena de valor de las nuevas materias primas para la transición energética -desde su extracción y procesado hasta su reciclado final- constituye un enorme desafío”.
El informe reitera que "el cambio a un sistema energético descarbonizado disparará la demanda de minerales críticos para las nuevas tecnologías bajas en carbono, como las placas fotovoltaicas o las baterías".
En función del escenario de reducción de emisiones que se considere en 2040, la demanda mundial podría multiplicarse de cuatro a seis veces respecto a la actual, por lo que "se requiere una planificación adecuada para garantizar su suministro".
“Los minerales críticos pasarían de representar un 11 % del total del valor del comercio internacional de materias primas energéticas en 2019, al 47 % en 2050".
Por otra parte, "los combustibles fósiles evolucionarían en sentido inverso, pasando de un 89 % a un 18 %”, según el documento.