Praga, 4 jun (.).- El primer ministro de la República Checa, el conservador Petr Fiala, declaró este martes que su país dejará a mediados de 2025 de depender de Rusia en su totalidad para el abastecimiento de crudo, gracias a la obra de ampliación de la capacidad del oleoducto TAL.
En un contexto marcado por la invasión rusa de Ucrania, la República Checa ha decidido romper todos sus vínculos energéticos con Rusia, después de haber reducido ya significativamente la compra de gas natural a Gazprom (MCX:GAZP) y de haber eliminado los suministros de combustible nuclear del consorcio Rosatom, dos empresas estatales
“Después de 60 años nos libraremos de la dependencia del crudo ruso”, dijo Fiala en la localidad de Nelahozeves, donde hay un importante centro de almacenamiento de crudo.
Eliminar esa dependencia será posibles gracias la ampliación de la capacidad del oleoducto transalpino TAL, que bombea crudo desde el Mar Adriático y al que los checos están unidos, a la altura de la localidad alemana de Ingolstadt, por el ramal IKL.
Los trabajos de ampliación del TAL+, consorcio internacional en el que la República Checa tiene un 5 % del capital, suponen que este oleoducto podrá suministrar 4.000 millones de toneladas adicionales de petróleo al año, que será destinado en su totalidad a la República Checa.
El país centroeuropeo importó 7.405 millones de toneladas de crudo en 2023, la mitad procedente de Rusia, según el Ministerio de Industria y Comercio.
Si bien los trabajos de ampliación finalizarán a finales de año, no se empezará a bombear ese volumen adicional hasta el próximo verano, cuando los checos prevén dejar de importar crudo por el 'Druzhba', que transporta petróleo ruso por Ucrania.
“Eliminaremos la excepción a la importación de crudo ruso”, aseguró el jefe del Ejecutivo de coalición checo, algo que tendrá lugar a mediados del 2025, cuando esté operativo el TAL+.
“Tendremos suministro de crudo exclusivamente por este canal”, según Fiala, que con este proyecto apuesta por una “energía sostenible, segura y a precios aceptables”.
La inversión, que se estima entre 52 y 64 millones de euros, será financiada en su totalidad por MERO, la empresa estatal que se ocupa de las operaciones y mantenimiento del oleoducto IKL, así como del transporte y almacenamiento de crudo.