, 15 abr (.).- Mientras que Alemania se despide este sábado de forma definitiva de la energía nuclear con el apagón de los tres reactores que seguían en activo, otros países europeos han redoblado su apuesta por esta tecnología ante el trasfondo de la crisis energética y de la guerra en Ucrania.
Finlandia fue el primer país de la Unión Europea (UE) que aumentó su capacidad de producción eléctrica de origen atómico después del accidente nuclear de Chernobil (Ucrania), a fin de reducir su dependencia energética de Rusia y recortar las emisiones de dióxido de carbono (CO2).
Cuenta actualmente con cinco reactores nucleares con una potencia máxima conjunta de 4.394 megavatios eléctricos (MWe), que generan cerca del 40 % de la electricidad que se consume.
Cuatro de ellos fueron construidos en los años setenta del siglo pasado y el quinto, Olkiluoto 3, empezó a producir a pleno rendimiento el próximo lunes, convirtiéndose en el más potente de Europa con sus 1.600 MWe.
Este reactor, cuyas obras se iniciaron en 2005, se convirtió en una pesadilla para el consorcio contratista, Areva-Siemens, que terminó su construcción con trece años de retraso y un coste final estimado en unos 11.000 millones de euros, casi cuatro veces más de lo presupuestado.
Finlandia autorizó en 2010 la construcción de un sexto reactor nuclear de alta potencia que debía ser gestionado por el consorcio finlandés Fennovoima y la compañía estatal rusa Rosatom, un proyecto cancelado el año pasado tras la invasión de Ucrania, debido a los riesgos de construir una central nuclear con tecnología y participación rusas.
SUECIA, DE LA MORATORIA A CONSTRUIR NUEVOS REACTORES
El Gobierno de derecha sueco presidido por el conservador Ulf Kristersson ha dado un giro a la política nuclear de este país nórdico, apostando por la construcción de nuevos reactores por primera vez en décadas y ha presentado al Parlamento, donde tiene mayoría gracias al apoyo de la ultraderecha, un proyecto de ley que permite esta medida.
Dicha reforma pretende solucionar los problemas de suministro eléctrico y garantizar unos precios más asequibles y ha sido posible gracias al cambio de opinión del Partido Conservador, que hace apenas siete años firmó un acuerdo para abolir la energía nuclear en 2040 y apostar por las renovables.
El Parlamento sueco había aprobado en 2010 el fin de la moratoria nuclear, aunque se acordó que el número total de reactores no podría exceder los diez entonces activos.
Por el contrario, la nueva ley supondrá que no habrá ninguna limitación en número ni ubicación para los nuevos reactores, que el Gobierno espera se empiecen a construir en 2026 a más tardar.
Suecia cuenta en la actualidad con tres centrales y seis reactores activos, y la energía nuclear cubre alrededor del 30 % de la producción eléctrica del país.
POLONIA SE INCORPORA A LA ENERGÍA NUCLEAR
En 2021, el Gobierno polaco anunció su intención de construir seis centrales nucleares en el país, que en la actualidad no cuenta con ningún reactor operativo, para conseguir que, al finalizar 2040, el 23 % de su energía provenga de ellas.
Actualmente, el 70 % de su mix energético, que precisa de unos 33 Gigawatios (GW) anuales, depende del carbón, muy contaminante.
La primera de las centrales se levantará en la región de Pomerania (norte) y albergará un reactor del tipo AP1000, de la empresa estadounidense Westinghouse y se espera que proporcione al menos 3,75 (GW) anuales, mientras que la segunda central se construirá con la colaboración de la compañía surcoreana Hyundai y de ella se obtendrán de 6 a 9 GW.
Los planes del Gobierno, que según las encuestas cuentan con el apoyo del 75 % de los polacos, pasan porque las dos estén operativas en 2033.
Para el Gobierno ultraconservador polaco, que ha favorecido y subvencionado al sector minero durante años, la opción nuclear es una de las más prácticas para disponer de una fuente "limpia" que le permita cumplir con las exigencias de Bruselas y que además le acerque a la independencia energética.
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