Antonio Broto
Pekín, 15 jul (EFE).- El PIB de China, la tercera economía
mundial, creció un 11,1 por ciento en la primera mitad del año, una
ligera y esperada ralentización después de haber registrado en el
primer trimestre de 2010 un aumento del 11,9 por ciento, informó hoy
el Buró Nacional de Estadísticas (BNE).
El crecimiento del PIB en el segundo trimestre del año fue del
10,3 por ciento, 1,6 puntos porcentuales menos que en el cuarto
anterior, y Gobierno chino y analistas confían en que esta tendencia
descendente se mantenga en lo que queda de 2010, a medida que se
reajustan las políticas chinas de combate de la crisis.
"Genéricamente hablando, la economía china está mostrando un buen
comportamiento, con un alto ritmo de crecimiento, altos niveles de
empleo y una baja inflación", resumió al presentar las cifras el
nuevo portavoz del BNE, Sheng Laiyun.
El Gobierno de China, país que el pasado año creció un 9,1 por
ciento, se ha fijado que este año el PIB aumente un 8 por ciento,
una previsión que se antoja demasiado prudente, ya que los
organismos internacionales la estiman mucho mayor (el Banco Mundial
un 9,5, y el Fondo Monetario Internacional un 10 por ciento).
El PIB entre enero y junio ascendió a 2,53 billones de dólares
(1,98 billones de euros), y los tres principales indicadores de la
economía china -inversión, consumo y comercio exterior- mostraron
crecimientos de doble dígito.
El comercio exterior fue el que más aumentó, teniendo en cuenta
que se compara con las bajas cifras del año pasado, en el que la
demanda externa cayó a consecuencia de la crisis global.
En concreto, entre enero y junio de 2010 el comercio exterior
chino ascendió a 1,35 billones de dólares (1,05 billones de euros),
un aumento del 43,1 por ciento respecto al mismo periodo de 2009.
Las exportaciones ascendieron a 705.100 millones de dólares
(553.500 millones de euros), una subida del 35,2 por ciento, y las
importaciones a 649.800 millones de dólares, (510.000 millones de
euros), un aumento del 52,7 por ciento.
En lo que respecta a inversión en activos fijos, ésta ascendió en
la primera mitad del año a 1,67 billones de dólares (1,31 billones
de euros), un ascenso del 25 por ciento.
Dentro de esta inversión, destacó el aumento de un 38,1 por
ciento en la que se destinó al sector inmobiliario, un indicador que
preocupa a Pekín, quien teme que la "burbuja" en el sector estalle y
afecte a la economía nacional.
Respecto a las ventas al por menor, principal indicador del
consumo, éstas subieron en enero-junio un 18,2 por ciento, hasta los
1,06 billones de dólares (837.700 millones de euros).
El BNE también publicó hoy la cifra del IPC, que en lo que va de
año ha aumentado un 2,6 por ciento, manteniéndose peligrosamente
cerca del nivel que China quiere a finales de año (3 por ciento),
aunque debe destacarse que en junio los precios bajaron un 0,6 por
ciento.
Por categorías, en la primera mitad de 2010 subieron alimentos,
tabaco, licores, gastos médicos y educativos, así como vivienda,
pero bajaron los precios de ropa, electrodomésticos, transporte y
comunicaciones.
La publicación de los datos económicos de China, que desde hace
pocos años se lleva a cabo en ruedas de prensa trimestrales, se ha
convertido en un gran acontecimiento mediático en Pekín a medida que
China ha ido superando a otros países (Italia, Francia, Alemania,
Reino Unido...) hasta convertirse en la tercera economía mundial.
La expectación se refleja, por ejemplo, en la enorme batalla
campal que se forma en la sala de prensa del Consejo de Estado
cuando el funcionario de turno aparece por la puerta con las
fotocopias de los datos económicos.
Todos los reporteros, chinos y del extranjero, se lanzan sobre él
con violencia y arañazos, que crecen en intensidad trimestre tras
trimestre.
Una curiosidad de los datos económicos chinos es que el régimen
comunista, nacido de una revolución principalmente campesina, sigue
otorgando una importancia vital a las estadísticas agrícolas, por lo
que los primeros indicadores económicos que se citan en la rueda de
prensa y en el informe trimestral son los de la cosecha de cereal y
la producción de carne porcina. EFE
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