Río de Janeiro, 25 abr (EFE).- Activistas de Greenpeace simularon hoy un accidente nuclear en Río de Janeiro al esparcir un gas naranja no tóxico frente a la sede del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) para denunciar el apoyo económico que la institución presta a este tipo de energía en Brasil.
Los integrantes de la organización ecologista, con máscaras antigás ajustadas a la cabeza y vestidos con un traje amarillo similar al que se emplea en accidentes nucleares, esparcieron el humo naranja para recrear una catástrofe medioambiental frente al BNDES, el banco de fomento del Gobierno brasileño.
"En Brasil existen factores de riesgo porque las centrales nucleares del país están construidas en áreas muy sensibles, densamente pobladas y con riesgos de deslizamientos de tierra", dijo a periodistas Ricardo Baitelo, coordinador de campaña de Greenpeace contra la energía nuclear.
La protesta se desarrolló hoy en Río de Janeiro un día antes de que se cumplan 25 años de la catástrofe de Chernóbil (Ucrania), considerado como el accidente nuclear más graves del mundo y uno de los mayores desastre medioambientales de la historia.
Baitelo advirtió que Brasil puede enfrentar un accidente similar al ocurrido en Chernóbil en 1986 porque existen dificultades para almacenar los desechos radiactivos generados por las centrales nucleares del país.
"Tendremos problemas para evacuar a la población en caso de que se origine un accidente. No estamos preparados para ello al contrario de lo que afirman las autoridades", añadió el activista.
Bajo el lema "BNDES financia inseguridad. Energía nuclear no", Greenpeace alertó sobre los riesgos de un eventual accidente en Brasil y exigió a esta institución que paralice el apoyo económico que presta para la construcción de la central nuclear Angra III, que en la actualidad se levanta en el litoral de Río de Janeiro.
Con el objetivo de concienciar sobre las consecuencias de un hipotético desastre medioambiental, los activistas repartieron mascarillas a los transeúntes para que se protegieran de la humareda naranja.
Greenpeace también entregó al presidente del BNDES, Luciano Coutinho, una carta en la que se le insta a que paralice la financiación para la construcción de la central Angra III.
La misiva estaba acompañada de un informe, titulado "(R)Evolución Energética", en el que se explica cómo Brasil puede continuar con su desarrollo económico mediante la sustitución de la energía nuclear y de origen fósil por otras limpias y renovables.
"Ahora falta que el BNDES piense si el mejor destino para el dinero público es invertir en energía insegura, altamente peligrosa, cara e innecesaria", manifestó Baitelo antes de encontrarse con Coutinho. EFE
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