Tokio, 14 sep (EFE).- El Gobierno de Japón decidió hoy establecer el objetivo de abandonar la energía nuclear en la década de 2030, en medio del debate sobre la seguridad de las centrales atómicas tras el accidente en la planta de Fukushima en marzo de 2011.
La decisión, que fue adoptada en una reunión ministerial, supone un importante giro en la política energética de Japón, que antes de la crisis desencadenada en Fukushima por el devastador tsunami del año pasado obtenía casi un tercio de su electricidad de las centrales nucleares.
Se trata de la primera ocasión en la que el Gobierno nipón, que hasta ahora habían apuntado a su intención de "reducir la dependencia" de lo nuclear, afirma que tratará de abandonar totalmente este tipo de energía en un futuro.
Pese al eventual futuro cierre de las centrales atómicas, el país continuaría albergando instalaciones para procesar residuos nucleares como la que posee en Rokkasho, en la provincia septentrional de Aomori, que recibe periódicamente desechos altamente radiactivos de países como el Reino Unido.
El plan energético adoptado hoy por el Gobierno nipón detalla que se tratará de crear "lo antes posible" una sociedad que no dependa de la energía nuclear, con vistas a eliminarla totalmente en la década de 2030.
Hasta entonces, se aplicará con severidad la legislación que establece en un máximo de 40 años la vida operativa de los reactores nucleares en Japón, donde tras el accidente de Fukushima solo permanecen activas dos de las 50 unidades atómicas del país.
Además, no se construirán nuevos reactores y solamente se reactivarán aquellos que superen los requisitos de seguridad determinados por el Comité de Regulación Nuclear, según los detalles del plan revelados por el diario económico Nikkei en su edición digital.
La estrategia elaborada por los ministros nipones pasa por triplicar hasta 2030 la generación de energías renovables, y apunta a que "por el momento" aumenta la importancia de la centrales térmicas.
La paralización de la gran mayoría de las plantas atómicas en Japón ya ha obligado al país a incrementar este año ampliamente sus importaciones de hidrocarburos, lo que ha pasado una importante factura a la balanza comercial de la tercera economía mundial. EFE