Cartagena, 13 jun (.).- La planificación energética del Gobierno impide a cualquier empresa, sea nacional o extranjera, analizar la posibilidad de realizar proyectos de inversión para la generación de energía nuclear en España, ni siquiera para alargar la vida de las centrales todavía activas.
El secretario general de la Sociedad Nuclear Española (SNE), Pedro Ortega, ha explicado que, para cambiar esta situación, sería necesario un pacto de Estado a largo plazo que “aleje la incertidumbre” sobre las condiciones que se aplicarían a estos proyectos, principalmente sobre fiscalidad y tasas impositivas, ya que se trata de “inversiones multimillonarias”.
Durante la presentación de la 47ª Reunión de la Sociedad Nuclear Española, Ortega ha apuntado que, ante la situación energética mundial y la inclusión de la nuclear entre las energías limpias, son varios los países del entorno europeo, además de China, los que han reimpulsado su programa nuclear, especialmente Reino Unido y Finlandia.
España ha apostado por las renovables y, por ejemplo, Alemania “ha cambiado la nuclear por volver al carbón, lo que aumentará sus emisiones de CO2”, ha relatado Ortega, quien ha recordado que la energía nuclear es una fuente libre de CO2 y una pieza esencial en la lucha contra el cambio climático.
La presidenta del Comité Organizador de la reunión anual de la SNE, Beatriz Liébana, ha recordado que actualmente hay siete reactores funcionando en España que, según la planificación del Gobierno, deberán ir parando y desmantelándose de forma progresiva hasta el año 2035.
“Con una inversión importante en modernización sería posible que estas centrales, que cuentan en principio con 40 años de vida útil, se alargaran hasta los 60 e incluso hasta los 80 años, porque ya se ha hecho en Estados Unidos con buenos resultados y nuestras centrales son de diseño básicamente americano”, ha añadido.
Según Liébana, son los países los que favorecen la inversión en nucleares y en su desarrollo tecnológico y, si España decidiera que no puede cumplir con los plazos de reducción de emisiones y apostara por la nuclear para lograrlo, la situación sería diferente a la actual.
“Nada es fijo y los escenarios podrían cambiar”, ha comentado Liébana, recalcando que la nuclear no es una energía alternativa a otras, sino un “apoyo” que, al igual que las renovables, no es emisor de CO2.
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