Por Kate Abnett
BRUSELAS, 30 sep (Reuters) - Polonia, República Checa y Hungría expresaron el miércoles su escepticismo antes de las conversaciones sobre el nuevo objetivo de la UE para reducir drásticamente las emisiones de gas de efecto invernadero.
Los tres estados abonaron el terreno para unas negociaciones que se antojan difíciles.
A lo largo de los próximos 10 años, la comisión ejecutiva de la UE quiere reducir en al menos un 55% los gases de efecto invernadero con respecto a los niveles de 1990. Un objetivo bastante más ambicioso que el actual, que prevé una reducción del 40%.
Los expertos aseguran que el recorte del 55% es el mínimo necesario para cumplir con el objetivo de neutralidad climática para 2050. De lograrse, la UE habría cumplido con su parte para evitar una catástrofe climática global, según los científicos.
Sin embargo, los países del este no lo tienen tan claro y muestran sus reservas. Polonia, Hungría y la República Checa no quieren correr con los costes de una transición ecológica buscada sobre todo por los países occidentales y septentrionales, que son también los más ricos.
Polonia cuenta con una importante industria del carbón, mientras que las economías checa y húngara dependen de una actividad fabril que se sirve de un gran consumo energético.
Los ministros de Medio Ambiente de los 27 estados del bloque se reunieron el miércoles en Bruselas para discutir el objetivo de 2030. Representantes de los tres países que se oponen al proyecto aseguraron que no habían cedido en sus posiciones.
La medida sólo será aprobada si todos los Estados están de acuerdo.
"Es de sobra conocido que hemos estado rechazando esto", dijo un representante del Gobierno checo, añadiendo que Praga mantiene una "oposición escéptica" al objetivo del 55%.
Un miembro de la delegación polaca indicó que, antes de alcanzar un acuerdo, se necesita un desglose más detallado de cómo afectará el nuevo objetivo a cada país y sector.
Hungría, por su parte, expresó que cualquier medida ecológica de la UE debería requerir que todos los Estados miembros reduzcan sus emisiones nacionales por lo menos en un 40% hasta 2030, con penalizaciones financieras para los rezagados, una condición no incluida en la actual propuesta de la Comisión.
La ministra de Medio Ambiente alemana, Svenja Schulze —que presidió las conversaciones del miércoles—, reconoció que un objetivo más estricto para el 2030 supone "un enorme desafío" para algunos países.
"Pero creo que hay muy buenos argumentos" para llevarlo a cabo, añadió.
Miembros de los Gobiernos de Suecia, Países Bajos, Dinamarca, España, Austria y Croacia indicaron a Reuters que apoyan la reducción de las emisiones en al menos un 55%.
La propuesta de la Comisión pone de manifiesto que el objetivo implica enormes cambios en todos los sectores, asegurando no obstante que es económicamente alcanzable.
(Información de Kate Abnett; editado por Peter Graff; traducción de Jorge Martínez)