Por Georgina Prodhan y Balazs Koranyi
BUDAPEST/MUNICH (Reuters) - Miles de inmigrantes llegaron a Alemania el domingo, muchos viajando a través de Austria procedentes desde Hungría donde habían permanecido en contra su voluntad durante días, mientras los gobiernos europeos debatían sobre cómo afrontar esta situación.
Un convoy de alrededor de 140 automóviles y furgonetas con comida y agua salió de Viena para socorrer y recoger a inmigrantes exhaustos, muchos de ellos sirios, que habían emprendido un camino de unos 170 kilómetros ó 110 millas en medio de la lluvia desde la capital húngara, Budapest, hasta la frontera con Austria, desde donde muchos seguían camino a Alemania.
Algunos viandantes aplaudían y cantaban. "Dilo en voz alta, dilo con claridad, los refugiados son bienvenidos aquí", mientras voluntarios suministraban comida, agua y peluches.
No obstante, la Unión Europea está profundamente dividida sobre cómo afrontar la llegada de personas procedentes de Oriente Medio, África y Asia, que está poniendo a prueba sus principios de solidaridad.
Esta situación está haciendo que la UE formada por 28 estados parezca por momentos ineficiente y un bloque sin corazón, provocando que los países miembros se enfrenten unos con otros, alentando el populismo político y el sentimiento antiislámico.
Un total de 6.800 inmigrantes llegaron a Alemania el sábado y este domingo se esperaba la llegada de otros 5.000, dijeron representantes del Estado de Baviera.
Alemania ha dicho que espera que este año lleguen 800.000 refugiados e inmigrantes y ha pedido urgentemente a otros estados miembro de la UE que abran sus fronteras. Otros en cambio sostienen que la prioridad se debería centrar en enfrentar la violencia en Oriente Medio que les ha obligado a abandonar sus países.
"Cuando la rica Europa discute y se desgarra sobre si aceptar 1.000, 10.000, 42.000 ó 100.000 refugiados, cuando Turquía tiene dos millones, está claro que tenemos un problema de percepción y de identidad", dijo la responsable de la Política Exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini, al diario Corriere della Sera.
"Esta crisis nos puede ayudar a salir con una visión más fuerte de lo que significa ser la Unión Europea".
El número de personas que llega Europa es bajo en comparación con los varios millones de refugiados en Líbano, Turquía y Jordania, países vecinos de Siria, y el papa Francisco realizó el domingo un llamamiento para que cada parroquia y comunidad religiosa acoja a una familia de inmigrantes.
No obstante, un sondeo en el diario francés 'Aujourd 'hui' mostró que un 55 por ciento de la población francesa se mostraba contraria a suavizar las normas para que los inmigrantes puedan acceder el estatus de refugiados.
Un docena de simpatizantes ofrecía chocolate y plátanos a entre 600 y 700 personas, la mayoría de ellas sirias, que llegaban en dos trenes en la sureña ciudad alemana de Múnich.
Por su parte, la decisión de la canciller alemana, Angela Merkel, de permitir la entrada masiva de inmigrantes ha abierto una grieta en el sendo de su bloque conservador y los aliados bávaros la acusaron el domingo de seguir adelante con esta iniciativa sin tan siquiera consultar con los estados federados que se tienen que hacer cargo de esta situación.
CON RUMO A ALEMANIA
En Hungría, los inmigrantes se montaban en los trenes en la estación de Keleti en Budapest, siguiendo instrucciones escritas a mano en árabe que dirigían a las personas a los trenes que iban a Hegyeshalom, cerca de la frontera con Austria.
Voluntarios entregaban comida y ropa a centenares de inmigrantes en la estación.
Alrededor de 4.000 personas cruzaron a Austria desde Hungría el domingo, según la policía austriaca.
Más de 10.000 personas han abandonado Hungría desde que se abrieran el sábado las fronteras después de que miles de ellos pasaran varios días en las inmediaciones de Keleti.
Muchos están contentos de haber abandonado Hungría después de varios días de enfrentamientos con la policía tras una gestión algo caótica de la situación por parte de las autoridades.
Hungría habilitó más de 100 autobuses en la noche del sábado para trasladar a Austria a miles de inmigrantes que habían llegado al país en su viaje hacia el norte a través de los Balances desde Grecia.
Austria dijo que había acordado con Alemania permitir el acceso de los inmigrantes, saltándose las normas sobre asilo que requieren a los inmigrantes registrarse en el primer país de la UE al que llegan.
Abrigados con mantas y durmiendo en sacos, largas filas de personas, muchas de ellas llevando consigo a niños dormidos, bajaban de autobuses en la parte húngara de la frontera y caminaban en medio de la lluvia hacia Austria.
"Estamos contentos. Iremos a Alemania", dijo un hombre sirio que dijo llamarse Mohamed. Alemania, la economía más importante de Europa, se han convertido en el país preferido de destino para la mayoría.
Hungría, el principal punto de entrada para los inmigrantes hacia las fronteras europeas internas de Schengen, se ha decantado por adoptar una postura intransigente, prometiendo cerrar sus fronteras con nuevas y vallas más altas para el próximo 15 de septiembre.
Hungría ha descrito esta crisis como una defensa de la prosperidad de Europa, identidad y "valores cristianos" contra la llegada masiva de inmigrantes musulmanes.
BARCOS A ATENAS
Por su parte, Harald Neymanns, portavoz del Ministerio del Interior alemán, dijo que la decisión de Berlín de abrir sus fronteras a los sirios suponía un caso excepcional de ayuda humanitaria.
Asimismo, dijo que las denominadas reglas europeas de Dublín, que requieren a las personas que pidan asilo en el primer país de la UE al que lleguen, no habían sido suspendidas.
En una reunión de ministros de Exteriores de la UE en Luxemburgo se vivió la habitual reunión de cordialidad mientras fracasaban a la hora de ponerse de acuerdo sobre medidas prácticas para salir de la crisis.
Los ministros están especialmente enfrentados sobre las propuestas de cuotas a repartir por cada uno de los países para acoger a los demandantes de asilo.
El flujo de personas que arriesga sus vidas en viajes en embarcaciones inestables e inseguras a través del Mediterráneo no mostraba signos de remitir, mientras huyen de una guerra civil de cuatro años en Siria en la que han muerto 250.000 civiles y de conflictos bélicos en Irak, Afganistán y África.
En la isla griega de Lesbos, alrededor de 500 afganos se manifestaban contra largos procedimientos de identificación en enfrentamientos con la policía griega en el puerto principal.
Un ferry griego trasladó a 1.744 inmigrantes y refugiados a Atenas desde Lesbos el domingo y otro con 2.500 inmigrantes era esperado posteriormente, dijo guardia costera.
Una cifra récord de 50.000 personas alcanzaron las costas de Grecia en julio y fueron trasladados en ferries desde islas incapaces de hacerse cargo de esta situación hacia la zona central de un país, con un gobierno azotado por la crisis financiera, proclive a trasladarlos a Macedonia, desde donde entran a Serbia y Hungría.
Más de 2.000 personas han muerto en el Mar este año. Este domingo la guardia costera de Chipre rescató a 114 refugiados sirios desde una embarcación pesquera.
El conflicto del que huyeron los sirios tampoco mostró signos de ir remitiendo.
Entretanto, el primer ministro británico, David Cameron, quiere que se celebre una votación en el parlamento a principios de octubre que despeje el camino para que se lleven a cabo ataques aéreos contra el Estado Islámico en Siria, dijo el domingo el 'Sunday Times' y 'Le Monde' informó que Francia estaba sopesando la posibilidad de llevar a cabo ataques aéreos contra los yihadistas radicales islámicos, uniéndose a una coalición liderada por Estados Unidos.
El Gobierno austrialiano podría adoptar una decisión la próxima semana sobre si se une a esta coalición. Ha formado parte de una operación anti-ISIS en Irak desde el año pasado.
(Información adicional de Michael Nienaber in Berlin and Irene Preisinger in Munich; Balazs Koranyi in Budapest, Francois Murphy and Michael Shields in Vienna; Sybille de la Hamaide in Paris, Isla Binnie in Rome; escrito en inglés por Anna Willard; editado en inglés por Mark Heinrich y Robin Pomeroy; traducido por Jesús Aguado)