Río de Janeiro, 29 jul (.).- La petrolera brasileña Petrobras (NYSE:PBR) anunció este viernes que comenzará a perforar en noviembre próximo las concesiones que se adjudicó frente a la desembocadura del río Amazonas, cuya posible explotación genera protestas de ecologistas, ya que confía en descubrir una inmensa riqueza en el área.
El anuncio fue hecho por el director de Exploración y Producción de la compañía, Fernando Borges, en la rueda de prensa en la que fueron comentados el beneficio histórico obtenido por la mayor empresa de Brasil en el primer semestre del año.
Borges explicó que el proceso para que Petrobras obtenga la respectiva licencia ambiental para operar en aguas profundas en la controvertida región marcha satisfactoriamente y que las autoridades reguladoras deben dar su aprobación en octubre, cuando la empresa demuestre en un simulacro que no ofrece ningún riesgo.
La llamada Margen Ecuatorial comprende las cuencas marinas en el océano Atlántico a ambos lados de la línea del Ecuador, una región que en Brasil incluye la desembocadura del río Amazonas y en las que tanto Guayana como Surinam han descubierto importantes yacimientos.
Según Borges, la multinacional Exxon (NYSE:XOM), que opera en aguas profundas del Margen Ecuatorial en Guayana, ya produce 340.000 barriles de petróleo por día en dos unidades en la región y tiene otras dos unidades de alta capacidad en construcción.
Agregó que, dado el tamaño de las reservas, Exxon anunció que perforará en seis años 65 pozos exploratorios en Guayana.
Aseguró que ahora el permiso sólo depende de que Petrobras, en el simulacro que realizará en octubre y que será supervisado por el Instituto Brasileño de Medio Ambiente (IBAMA), demuestre que tiene los recursos necesarios para contener cualquier posible derrame de petróleo o superar posibles accidentes ambientales.
Petrobras, una empresa controlada por el Estado pero con acciones cotizadas en bolsa, cuenta con seis concesiones para explotar a unos 120 kilómetros frente a la desembocadura del Amazonas.
Esos derechos fueron adjudicados en 2013 a un consorcio conformado por el gigante energético francés Total (40 %), la británica BP (LON:BP) Energy (30 %) y Petrobras (30 %), pero las empresas europeas, presionadas por grupos ecologistas de sus países, abandonaron el proyecto y le vendieron sus partes a la brasileña.