Por Brenda Goh
SHANGHÁI, 21 dic (Reuters) - Recuperándose tras recibir su cuarta vacuna contra el COVID-19, Xu Yafa, una jubilada de 64 años que vive en un pequeño pueblo a las afueras de Shanghái, tenía muy claras las razones por las que necesitaba una dosis de refuerzo.
"¡Porque tengo miedo!", dijo a Reuters.
El miércoles, en Zhongmin, Xu formaba parte del reducido número de ancianos que desafiaron al frío para participar en una campaña gubernamental destinada a garantizar que las vacunas contra el COVID-19 lleguen a las personas que más las necesitan.
A finales del mes pasado, las autoridades sanitarias chinas se comprometieron a realizar un esfuerzo concertado para aumentar las vacunaciones entre los mayores de 60 años, prometiendo desplegar vehículos especializados y establecer clínicas temporales en pueblos y comunidades con el fin de aumentar las tasas de cobertura, que han disminuido entre los ancianos.
Con el desmantelamiento de la política china de "cero contagios", la vacunación de las personas vulnerables se ha vuelto aún más crítica, ya que el país se enfrenta a un aumento de las infecciones que ya ha puesto a prueba su infraestructura sanitaria.
Wang Yaqian, médico que participa en el programa de vacunación de Zhongmin, subrayó la importancia de ir directamente al pueblo.
"Empezamos a vacunar el año pasado: la primera, la segunda y la tercera dosis se hicieron en el pueblo, porque hay mucha gente mayor y desplazarse no es muy fácil y nuestro centro de servicios está bastante lejos", explicó.
"No es fácil para estos aldeanos subir y bajar las escaleras. También hay demanda aquí, así que optamos por venir al pueblo, que es más cómodo".
Dado que a muchos ancianos les preocupa que la vacunación pueda agravar sus problemas de salud subyacentes, la autoridad sanitaria china también prometió lanzar campañas de información pública dirigidas a difundir el mensaje de que las vacunas no sólo son una forma vital de protegerse contra el COVID-19, sino que además son seguras.
Zhao Hui, responsable local del Partido Comunista, dijo que habían estado persuadiendo cara a cara a los residentes de la importancia de la vacunación.
"Hay algunos ancianos que, efectivamente, tienen un poco de aprensión, así que hemos invitado a un médico de familia para que vaya a sus puertas y los movilice y en función de sus enfermedades o de los medicamentos que estén tomando, les haga saber si pueden vacunarse", explicó. "Todo esto se hace en su puerta".
Zhao dijo que en el pueblo ya se había registrado un pequeño número de casos positivos, pero que existía la preocupación de que el hecho de que la gente volviera a casa para pasar el Año Nuevo Chino en enero pudiera exponer a los ancianos residentes a un mayor riesgo de infección.
"Así que todo el mundo espera que puedan recibir dosis de refuerzo y proteger su propia salud", afirmó.
(Información de Brenda Goh; escrito por David Stanway; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)