Por Trevor Hunnicutt y Gustavo Palencia
TEGUCIGALPA, 27 ene (Reuters) - La izquierdista Xiomara Castro asumió el jueves como la primera presidenta de Honduras frente a una multitud que la vitoreaba, incluida la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, quien prometió apoyo de su gobierno para detener la migración indocumentada y combatir la corrupción.
La asunción de Castro puso fin a la gestión de ocho años de Juan Orlando Hernández, un antiguo aliado de Estados Unidos que ha sido acusado en tribunales estadounidenses de corrupción y vínculos con narcotraficantes, y se produce cuando el nuevo gobierno enfrenta retos de un Congreso marcadamente dividido, deuda creciente y las relaciones con China.
Flanqueada por su esposo, el exmandatario Manuel Zelaya, y sus hijos, Castro prestó juramento en un estadio de fútbol al aire libre repleto, donde partidarios aplaudieron sus promesas de solucionar la enorme carga de la deuda del país.
"La catástrofe económica que recibo no tiene parangón en la historia del país", afirmó una sombría Castro durante su discurso inaugural.
Harris, aplaudida cuando fue presentada ante la multitud durante la toma de posesión, felicitó a Castro por su "elección democrática".
En una reunión poco después de la ceremonia, la funcionaria estadounidense prometió colaborar en temas de migración, desarrollo económico y lucha contra la impunidad, y dijo que agradecía los planes de Castro de solicitar ayuda a Naciones Unidas para establecer una comisión anticorrupción.
A Harris se le ha encomendado la tarea de abordar las "causas fundamentales" de la migración indocumentada en los países empobrecidos del Triángulo Norte de América Central, pero su viaje se produce cuando la popularidad del presidente estadounidense, Joe Biden, ha disminuido y su estrategia migratoria se ha estancado.
"Queremos mucho y tenemos la intención de hacer lo que podamos para apoyar a la nueva presidenta", dijo un funcionario de la administración estadounidense.
Castro tuiteó que apreciaba la visita de Harris y la voluntad de la administración del presidente Biden de apoyar al gobierno hondureño.
Harris también se comprometió a enviar a Honduras varios cientos de miles de dosis adicionales de vacunas contra el COVID-19 junto con 500,000 jeringas y 1.3 millones de dólares para instalaciones educativas y de salud.
Autoridades estadounidenses quieren trabajar con Castro para frenar la inmigración irregular desde Centroamérica y apuntalar el apoyo internacional a Taiwán, como parte de sus esfuerzos para frenar la influencia de China.
Honduras es uno de los pocos países del mundo que mantiene relaciones diplomáticas con Taipei, en lugar de con Pekín, y Castro durante su campaña se retractó de los comentarios de que podría cambiar su lealtad a China como presidenta.
El vicepresidente taiwanés, William Lai, también asistió a la toma de posesión en un intento de reforzar los lazos con Honduras bajo el mandato de Castro. Harris dijo que los dos hablaron sobre su interés común en Centroamérica.
Luis León, director del Instituto Holandés para la Democracia Multipartidaria, consideró que la presencia de Harris es un impulso para Castro en la disputa por el control del Congreso y para abordar la débil economía de Honduras.
"VORÁGINE DE SAQUEOS"
Castro dijo que era "prácticamente imposible" hacer los pagos de la deuda actual sin una reestructuración, después de que la deuda se multiplicó por siete bajo sus dos predecesores conservadores.
La deuda total del país asciende a unos 15,500 millones de dólares, o casi el 60% del Producto Interno Bruto, un problema económico que Castro destacó con frecuencia antes de su abrumadora victoria en noviembre.
"Mi gobierno no continuará la vorágine de saqueos que ha condenado a las generaciones de jóvenes a pagar la deuda que contrajeron a sus espaldas", agregó entre estruendosos aplausos.
Ella se comprometió a dar inmediatamente electricidad gratis a más de un millón de hondureños pobres, con el subsidio de grandes consumidores.
La mandataria, quien se describe a sí misma como una socialista demócrata, ha prometido combatir la corrupción, la pobreza y la violencia, problemas crónicos que han alimentado la migración a Estados Unidos.
No obstante, su programa legislativo ha sido puesto en peligro por políticos renegados de su Partido Libre, que el fin de semana se aliaron con el conservador Partido Nacional de la oposición para votar por uno de sus miembros para dirigir el Congreso, rompiendo un pacto con un aliado electoral clave.
Castro también asume el cargo en un momento de controversia para su antecesor Hernández, quien había sido un aliado de Estados Unidos durante mucho tiempo.
La congresista estadounidense Norma Torres ha pedido que Hernández sea acusado formalmente por vínculos con el narcotráfico y que funcionarios estadounidenses soliciten su extradición.
Pero Hernández podría estar protegido contra la extradición hasta por cuatro años a partir de que el jueves asumió como diputado del parlamento centroamericano. El exmandatario ha negado repetidamente acusaciones de corrupción y vínculos con narcotraficantes.
(Reporte adicional de Nandita Bose, Michael Martina y Ben Blanchard en Taipei. Editado por Javier Leira y Miguel Angel Gutiérrez)