¿Qué hacer cuando nuestro club se vuelve demasiado popular? Es la pregunta que nos atormenta desde hace tiempo. Por un lado, nos gusta ser un grupo selecto de rebeldes que desafía al sistema con nuestras ideas radicales y nuestro estilo de vida alternativo. Por otro lado, nos gustaría que más gente se uniera a nuestra causa y que nuestro club creciera en capacidad, influencia y prestigio. Pero claro, eso tiene un precio: renunciar a nuestra pureza ideológica y adaptarnos a las demandas del mercado. ¿Qué preferimos: ser fieles a nosotros mismos o vender nuestra alma al diablo? ¿Ser un club pequeño pero auténtico o un club grande pero vendido?
¿Te has encontrado con un bitcoiner militante? Son esos que se creen los rebeldes del barrio. No les gusta nada que tenga que ver con el sistema establecido. ¿El gobierno? Una mafia. ¿Los bancos? Unos ladrones. ¿Las big tech? Unas espías. ¿El dólar? Un papel sin valor. ¿La economía? Una ciencia falsa. ¿Los medios? Unos manipuladores. ¿Los exchanges centralizados? Unos traidores. Todo lo que no sea descentralizado, autocustodiado y libre de intermediarios les parece una aberración. Ellos solo confían en la tecnología y en el individuo. Bueno, en el individuo que piense como ellos, claro. Porque si no, eres un ignorante, un borrego o un enemigo. Así son los bitcoiners militantes: muy necios, pero muy divertidos de ver.
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