En la viña del Señor hay de todo. Y entre lo que hay, hay gente que no confía en nada ni en nadie. Por supuesto, hay desconfianzas que son saludables y racionales. Y hay desconfianzas que rozan lo patológico fruto del extremismo y la paranoia.
La personificación de la desconfianza podría ser un viejo gruñón y paranoico que vive en algún lugar remoto como Arkansas o Montana en el siglo XIX. Que cultiva sus propios alimentos, que entierra oro en un lugar secreto junto al manzano, que tiene una escopeta en el hombro y que se niega a pagar impuestos. Que está siempre alerta y listo para pelearse con los federales o con cualquiera que se acerque a su territorio.
Estados Unidos es, aunque parezca increíble, un país muy protestante. Sí, este país es básicamente hijo de la Reforma. ¿Qué significa eso? Pues que su cultura y su mentalidad están marcadas por el rechazo a la autoridad y por la búsqueda de la verdad mediante en la conciencia individual.