La Reserva Federal de los Estados Unidos en su reunión del pasado miércoles subió las tasas 0.75 puntos para ubicarse entre 2.25% y 2.5%. La decisión cumplió con las expectativas del mercado. En consecuencia, se generó un rally de alivio. En estos casos, se forma mucha tensión en el periodo de anticipación. El mercado normalmente absorbe la noticia antes del evento. Y, una vez que las cosas salen según lo anticipado, los traders hacen fiesta. Este caso no fue la excepción.
¿Inflación o recesión? He ahí el dilema. Jerome Powell, director de la Reserva, expresó que bajar la inflación es la gran prioridad en estos momentos. El mercado, al parecer, interpretó esa convicción con optimismo. El PIB salió ligeramente negativo nuevamente este trimestre. Esto colocaría a Estados Unidos en una recesión técnica. Sin embargo, con un mercado laboral tan fuerte y una población todavía con dinero en el bolsillo, aún no se siente como una recesión. Es decir, todo parece indicar que la Reserva tiene el asunto bajo control. O sea, más temprano que tarde, las cosas volverán a la normalidad. O, al menos, así lo ha interpretado el mercado durante esta semana.
Claro que todavía es muy temprano para cantar victoria. Pese a las distintas señales de que lo peor de la inflación quedó atrás, todo va a depender de los datos en la medida que vayan llegando. El retorno de la esperanza es una buena noticia. Pero esa esperanza requiere de confirmación en los próximos meses. De lo contrario, la alegría de hoy se puede convertir en llanto mañana.
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