Lisboa, 28 ene (EFE).- La agencia de calificación de riesgo Fitch esperará a confirmar que las autoridades portuguesas continúan comprometidas con el cumplimiento de las metas de reducción del déficit antes de aplicar una hipotética subida de su nota al país.
Así lo explicó hoy en un foro en Lisboa el responsable de "ratings" de deuda soberana para Europa Occidental de Fitch, Douglas Renwick, quien advirtió de los negativos efectos que tendría para el país si el Gobierno implementara "aumentos significativos" del gasto público.
La agencia mantiene la deuda de Portugal en un nivel equivalente a "bono basura", pero con perspectiva positiva desde hace casi dos años.
No obstante, Renwick incidió en que para una mejora de la calificación es necesario que exista "la confianza de que, a medio plazo, las autoridades están empeñadas en cumplir los objetivos de consolidación presupuestaria".
Fitch ya expresó sus dudas sobre Portugal en un informe publicado a principios de esta semana, en el que cuestionó las previsiones económicas en las que se basa el borrador de Presupuestos para 2016, todavía pendiente de aprobación.
También se mostró crítica la Comisión Europea (CE), que envió una carta al Gobierno socialista para pedirle aclaraciones sobre la desaceleración en la reducción del déficit estructural proyectada en el Presupuesto estatal del 2016, menor a la pactada con Bruselas.
Hoy mismo, a estas voces se sumó la agencia de calificación Standard & Poor's a través de un portavoz, que en declaraciones a "Diário Económico" alertó contra las previsiones del Ejecutivo por ser "demasiado optimistas".
Estas fuentes señalaron que en caso de no cumplirse las estimativas de crecimiento y reducción del gasto, Lisboa debería aprobar medidas adicionales, lo que pondría en riesgo la estabilidad del Gobierno portugués.
La llegada de los socialistas al poder en sustitución de los conservadores se produjo gracias a un acuerdo alcanzado con el resto de fuerzas de izquierda, un pacto limitado al ámbito parlamentario y construido en base a la adopción de medidas que comiencen a revertir las políticas de austeridad implementadas en el pasado.
El Ejecutivo liderado por el primer ministro António Costa, no obstante, defiende que es posible aliviar los severos ajustes y recortes aprobados durante la anterior legislatura sin poner en riesgo los objetivos de reducción del déficit, ya que confía en que el aumento del consumo estimule la economía nacional.