Por Mohammed Mukhashef
ADÉN, Yemen (Reuters) - Los combatientes hutíes que se oponen al presidente de Yemen tomaron el control de la ciudad central de Taiz, en una escalada de la lucha de poder que según diplomáticos podría involucrar a la vecina Arabia Saudí y a su principal rival en la región, Irán.
Abdel-Malek al Hutí, jefe del poderoso grupo musulmán chií, prometió perseguir a los militantes suníes detrás de un ataque suicida contra simpatizantes de los hutí, y dijo que el país estaba en peligro de caer en una crisis como la de Libia.
En un discurso televisado Hutí dijo que su decisión de movilizar a los combatientes era para enfrentarse a al Qaeda y a los militantes del Estado Islámico, que se atribuyeron unos atentados en Saná el viernes en los que murieron más de 130 personas.
Los enfrentamientos se han estado propagando por Yemen desde el año pasado, cuando los hutíes capturaron Saná y removieron al presidente Abd-Rabu Mansur Hadi, quien ahora busca reinstalar su administración desde Adén.
Residentes de Taiz, situada sobre la principal autopista que lleva a la capital Saná y a la segunda mayor ciudad del país, Adén, dijeron que las milicias hutíes capturaron el aeropuerto militar de la localidad el sábado sin hallar resistencia de las autoridades locales.
Testigos en la provincia central de Ibb dijeron haber visto decenas de tanques y vehículos militares en dirección al sur desde zonas controladas por los hutíes hacia Taiz, mientras que los activistas en la ciudad señalaron que los combatientes dispararon al aire para dispersar las protestas de los residentes.
El avance de la milicia hutí respaldada por Irán ha irritado a naciones suníes del Golfo Pérsico, lideradas por Arabia Saudí.
Los hutíes han avanzado hacia áreas mayormente habitadas por musulmanes suníes en el centro y oeste de Yemen, y han mantenido meses de enfrentamientos con tribus locales y grupos vinculados a al Qaeda, atizando los temores de que el empobrecido país quede sumergido en una guerra civil.
Los hutíes son aliados del expresidente Ali Abdula Sale, quien sigue siendo un personaje influyente en el ejército a pesar de haber dejado el poder en 2011, tras las masivas protestas contra su Gobierno.
La lealtad del ejército yemení está dividida. La mayor parte de sus unidades son controladas por los hutíes o por Sale, mientras que algunas son leales a Hadi.
INTERVENCIÓN
Jamal Benomar, mediador de Naciones Unidas en Yemen, dijo el domingo que los recientes incidentes "parecían estar alejando a Yemen de una resolución y (llevándolo) al borde de una guerra civil".
Benomar dijo ante el Consejo de Seguridad que era iluso pensar que la milicia Hutí pudiera llegar a dominar todo Yemen o que Hadi pudiera convocar un número suficiente de soldados para recuperar el país.
"Cualquiera de los lados que busque llevar al país en el sentido que fuera estaría invocando un conflicto largo, en la línea de un escenario que combine (las crisis) de Irak, Libia y Siria".
El Consejo de Seguridad condenó las acciones de los hutíes, que han tomado gran parte del país y de sus instituciones, y advirtió de "más medidas" si no se pone fin a las hostilidades.
El domingo, Irán hizo un llamamiento al diálogo, aunque sugirió que Hadi debería renunciar al poder para evitar más derramamiento de sangre en el país.
"La expectativa es que el presidente Hadi renuncie, en vez de repetir errores, para que pueda tener un rol constructivo en evitar la escisión de Yemen", dijo el viceministro de Relaciones Exteriores iraní, Hosein Amir Abdolahian, según la agencia estatal de noticias IRNA.
Pero líderes y funcionarios del Golfo Pérsico dijeron el sábado que Hadi es el gobernante legítimo de Yemen y que están dispuestos a hacer "todos los esfuerzos" para defender la seguridad del país.
Estados Unidos evacuó a todo su personal en Yemen, entre ellos a 100 efectivos de fuerzas especiales, ante el deterioro en la situación de seguridad de la nación africana.