Los Cabos (México), 18 jun (EFE).- El ministro español de Economía, Luis de Guindos, ha opinado hoy que el "castigo" que sufre la prima de riesgo española "no se corresponde con los esfuerzos ni con la potencialidad de España", y se ha mostrado convencido de que "en los próximos días o semanas" los mercados lo reconocerán.
"España es un país solvente", ha manifestado De Guindos a los medios de comunicación en Los Cabos (México) antes de comenzar la cumbre del G20, después de que la prima de riesgo se disparara hasta 574 puntos básicos y la rentabilidad del bono español a diez años se situara en el 7,15 %, cotas históricas desde la entrada en el euro.
De Guindos ha subrayado los esfuerzos de España para reducir el déficit público y aprobar reformas estructurales y ha garantizado que el país tiene capacidad de crecimiento y de corregir sus desequilibrios.
"Estamos convencidos desde el Gobierno de que la situación actual de penalización de los mercados que estamos sufriendo hoy no se corresponde ni con los esfuerzos ni con la potencialidad de la economía y que eso es algo que se tiene que acabar reconociendo en los próximos días o en las próximas semanas", ha recalcado.
No ha querido avanzar si el Gobierno adoptará próximamente algunas de las reformas planteados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), como la subida del IVA y los impuestos especiales.
De Guindos, que se reúne hoy con la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, ha señalado que las recomendaciones no son nuevas y ha garantizado que el Gobierno "mira con atención y considera" todas las propuestas de organismos internacionales.
Ha destacado además que el FMI elogió la reforma laboral, la reestructuración bancaria y los esfuerzos de consolidación fiscal del país.
A su juicio, la ruta que se ha marcado España queda patente en el programa de estabilidad y reformas remitido a Bruselas, con el que el Gobierno de Mariano Rajoy está totalmente comprometido.
Con ese programa y con los avances que debe hacer la UE en el camino hacia una unión fiscal y monetaria, ha añadido, "esta situación se irá corrigiendo".
A pesar de que las elecciones griegas no han aplacado las dudas de los mercados, De Guindos ha insistido en que el resultado de esos comicios es "una buena noticia" porque ha ganado el partido que apoya que Grecia permanezca en la zona euro, aunque siga habiendo incertidumbre sobre la formación del Gobierno.
Entre los puntos positivos de la economía española, ha destacado su capacidad de crecimiento, la fortaleza de sus empresas, el superávit comercial con la zona euro y la rápida reducción del déficit exterior, hasta llegar a una situación "prácticamente de equilibrio".
Con estos argumentos, ha reiterado el "mensaje fundamental" que hoy quería lanzar el Gobierno: "la economía española es una economía solvente, con capacidad de crecimiento, que ha corregido sus desequilibrios en el ámbito bancario, en el ámbito inmobiliario y en todos los ámbitos prácticamente que nos habían llevado a la situación actual y eso, antes que después, va a empezar a dar sus frutos".
De Guindos ha augurado que del G20 saldrá un mensaje "muy concluyente" en favor de la corrección de los desequilibrios y de las reformas económicas, pero no sólo en Europa, ya que se entra en una etapa de desaceleración en la economía mundial que empieza a afectar también a Estados Unidos y a los países emergentes.
"Europa tiene que hacer cosas, pero no es la única que tiene que hacerlas", ha insistido.
A pesar de las reticencias alemanas a algunas de las reformas en favor de mayor integración económica, el ministro español de Economía ha considerado que los líderes europeos están "unidos" porque saben todos que están "en el mismo barco".
Ha vuelto a defender en este contexto la necesidad de avanzar en la integración fiscal y la unión bancaria y ha estimado que se pueden tomar decisiones "muy rápidamente".
Según ha apuntado, esto se verá en los próximos días, ya que el Consejo Europeo se reúne a finales de mes y este viernes se han citado en Roma el presidente del Gobierno español Mariano Rajoy, el primer ministro italiano, Romano Prodi; la canciller alemana, Angela Merkel; y el presidente francés, François Hollande. EFE
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