La Habana, 1 oct (EFE).- Los cubanos siguen hoy a la espera de
que el Gobierno de Raúl Castro abra el proceso para solicitar las
nuevas licencias para el trabajo privado en 178 actividades,
anunciado para este mes de octubre.
En los últimos días la prensa oficial ha adelantado detalles
sobre los oficios y regulaciones en los impuestos para quienes opten
por el trabajo por cuenta propia, dentro del proceso de ajustes
laborales emprendido en la isla, donde reina cierta confusión y
dudas sobre el tema.
Hace dos semanas el diario Granma, portavoz del gobernante
Partido Comunista, informó de que las licencias se podrían pedir a
partir de octubre, pero en las Oficinas Municipales de Trabajo
encargadas del trámite en La Habana, hoy no existía todavía una
normativa precisa sobre la fecha en se que abrirán los plazos para
la petición de licencias.
Empleados de cinco de estas oficinas consultados por Efe
indicaron que no han recibido aún normativa sobre el proceso y solo
en una de ellas precisaron que podría comenzar el próximo día 4.
Mientras tanto, la ampliación del trabajo privado sigue dando que
hablar en la calle. Natalia, una jubilada de 68 años, dijo hoy a Efe
que ha decidido abrir una cafetería de comida ligera porque su
pensión no alcanza y "ahora hay licencias y dan facilidades", aunque
no tiene idea de a dónde dirigirse ni qué hacer al respecto.
"Yo no robo, y aquí el que no roba no vive", añadió Natalia y
admitió que una de las dificultades que encuentra para sus planes es
conseguir los "materiales" básicos para su posible negocio.
El negocio de las cafeterías fue uno de los más populares cuando
el Gobierno cubano abrió por primera vez la opción de licencias para
trabajadores por cuenta propia a inicios de la década de los
noventa, ante la crisis económica que enfrentó la isla con la caída
del bloque socialista.
Norma Matos, de 52 años, una de las pioneras en abrir un puesto
privado de comida ligera en aquello años, afirmó hoy a Efe que ahora
le gustaría ampliar su negocio porque su familia ha crecido, pero
sólo se atrevería si el Gobierno garantiza la venta de suministros.
"Mis ventas las tengo que hacer en pesos cubanos, pero la materia
prima sólo la puedo conseguir en las tiendas en divisas y son esos
comprobantes los que me exigen los inspectores", explicó Matos, para
quien la nueva apertura tendrá el talón de Aquiles de la doble
moneda que circula en Cuba y el peligro de que se extienda la
corrupción.
La flexibilización del trabajo por cuenta propia forma parte de
los ajustes laborales impulsados por el Gobierno tras el anuncio de
que se eliminarán medio millón de empleos públicos en los próximos
seis meses, hasta lograr plantillas donde al menos el 80 por ciento
de los trabajadores esté vinculado directamente a la producción.
Para ello, se ha abierto el espectro de opciones en el sector no
estatal con alternativas que también incluyen la entrega de tierras
agrícolas en usufructo y el cooperativismo.
En opinión de Jesús Díaz, quien hace 20 años sacó una licencia
como "ponchero" (dedicado a reparar e inflar neumáticos) en un
barrio de La Habana, la gente aún no tiene "una idea clara" de lo
que vendrá y "no confía".
"En la primera apertura en los años noventa mucha gente sacó
licencias y después el mismo Estado se las fue quitando por una
razón u otra, a mi mismo me han puesto 20 obstáculos", indicó Díaz,
de 42 años.
Según Rafael, empleado de un taller particular de reparación de
bicicletas, el mayor "miedo" de mucha gente está en el monto de los
impuestos a pagar y en cómo lanzarse a un negocio propio "de la
nada", sin "capital ni garantías".
"Hay oficios que no van a dar para cumplir con impuestos altos
como de los que se habla, y uno no puede trabajar para pagar
impuestos", añadió. EFE
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