Washington, 10 abr (.).- El índice de precios al consumo (IPC) en Estados Unidos cayó un 0,4 % en marzo pasado, cuando empezó a notarse en el país la propagación del COVID-19, que ha destruido millones de empleos en las últimas semanas, informó este viernes el Departamento de Trabajo.
Este descenso mensual del IPC es el mayor desde enero de 2015 y es debido, principalmente, a la fuerte caída del precio de la gasolina, aunque también han contribuido la disminución de los billetes de las aerolíneas y de la ropa.
La inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y combustibles, los más volátiles, disminuyó un 0,1 % el mes pasado, en el que es su primer descenso en diez años, mientras que la inflación interanual pasó del 2,3% al 1,5%.
Esta bajada fue motivada principalmente por el descenso del 10,5% del precio de la gasolina en marzo; a lo que se sumó la caída de los billetes de avión y de la ropa.
La pandemia del coronavirus ha impactado con fuerza en la economía de Estados Unidos y en la mundial, y se espera que los precios continúen bajando en próximos meses.
Antes de la propagación, la inflación ya estaba en el país en niveles históricamente bajos.
Según datos dados a conocer el jueves, casi 17 millones de trabajadores han perdido su trabajo en apenas 21 días, después de que la semana pasada otros 6,6 millones solicitaran el subsidio por desempleo en Estados Unidos, lo que representa la muestra más significativa del impacto de la pandemia .
Para contrarrestar los efectos de la crisis sanitaria en la economía, el Congreso ha aprobado, y el presidente Donald Trump ha promulgado, el mayor paquete de estímulo fiscal de la historia, por valor de más de 2 billones de dólares.
El jueves, la Reserva Federal (Fed) anunció un nuevo programa de préstamos de 2,3 billones de dólares para respaldar a las pequeñas y medianas empresas (pymes) y a los gobiernos estatales y locales ante la crisis económica desencadenada por esta pandemia.