Madrid, 1 mar (.).- El Gobierno analizará "con interés" el IPC de febrero y adoptará, en función de ello, "las medidas que estime oportunas".
Lo ha avanzado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, durante su intervención en un desayuno organizado por Europa Press un día después de conocer el IPC adelantado de febrero, según el cual la tasa de inflación anual española subió dos décimas, hasta el 6,1 %, debido al alza de la electricidad y de los alimentos.
Por el momento, y a la espera de conocer en unos días el IPC ampliado del mes pasado, el ministro considera que las medidas adoptadas en diciembre para frenar la inflación, como la reducción del IVA a alimentos básicos, son "oportunas".
En todo caso, confía en las predicciones de organismos internacionales como la Comisión Europea, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional porque "todas" ellas apuntan a "una reducción progresiva" de la inflación.
El ministro avala el análisis de los economistas que apuntan a que la evolución de la inflación está en una fase de "meseta", con "oscilaciones hacIa arriba y hacia abajo muy ligeras".
Además, cree que la "relajación" de los costes de producción "debe conducir" a una "rebaja de todos los precios" en la cadena agroalimentaria y por ende a una "reducción de los precios al consumidor".
La situación es, no obstante, de "tremenda complejidad" porque "en la inflación se entra rápido pero se sale despacio", especialmente en cadenas de funcionamiento "complejo" como la de la agricultura y la alimentación.
El "reto" del Gobierno es "frenar" la evolución de los precios pero ha avisado de que "no hay una barita mágica" para conseguirlo en un contexto de "inmensa volatilidad" marcado fundamentalmente por las consecuencias de la guerra en Ucrania.
Se ha mostrado en contra una vez más de topar los precios de la cesta de la compra, como proponen desde el ala de Unidas Podemos en el Gobierno.
Ha recordado que Hungría ya adoptó una medida similar y tienen una inflación del "46,9 %".
Durante su intervención, ha hecho un análisis de la situación en los mercados agroalimentarios mundiales un año después del inicio de la guerra y ha valorado que los precios de la mayoría de los cereales y oleaginosas estén en niveles "previos al inicio" de la contienda.
En estos 12 meses de conflicto se ha demostrado que la alimentación también es "un arma de guerra y de influencia política" y eso es "algo que en el siglo XXI no nos los podemos permitir".