Por Richard Lough y Simon Carraud
PARIS(Reuters) - El primer ministro de Francia se reunió el lunes con los partidos de la oposición mientras el presidente, Emmanuel Macron, buscaba una forma de neutralizar las protestas en todo el país por el alto coste de vida, que llevaron a incidentes de violencia y vandalismo en París durante el fin de semana.
La llamada revuelta de los "chalecos amarillos" pilló a Macron por sorpresa cuando estalló el 17 de noviembre y supone un enorme reto para el mandatario de 40 años, que intenta superar un desplome en su popularidad por unas reformas económicas consideradas favorecedoras para los ricos.
Los antidisturbios se vieron desbordados el sábado cuando los manifestantes sembraban el caos en los mejores barrios de París, quemando decenas de coches, saqueando tiendas y destrozando casas de lujo y cafeterías en los peores disturbios acontecidos en la capital desde 1968.
El lunes, los manifestantes bloqueaban el acceso a 11 depósitos de combustible pertenecientes a la compañía petrolera Total, y 75 de sus estaciones de servicio se habían quedado sin suministro, dijo un portavoz de la compañía.
El movimiento de los "chalecos amarillos", cuyos partidarios tienen diversas edades, perfiles profesionales y procedencia regionales, comenzó online como una rebelión improvisada contra el alza del combustible, pero se ha transformado en un torrente de ira más amplio por la presión que sufre la clase media por el coste de la vida.
El movimiento, cuyos miembros abarcan todo el espectro político e incluyen elementos marginales radicales, no tiene un liderazgo claro, lo que complica aún más las conversaciones para el Gobierno.
Su demanda principal es la congelación de los nuevos aumentos previstos en el impuesto sobre el combustible -el próximo en enero- y medidas para ayudar a reforzar el poder adquisitivo. Pero también han pedido la dimisión de Macron, y muchos hablan de revolución.
El apoyo público a los "chalecos amarillos" sigue siendo alto, con siete de cada 10 personas respaldando su protesta, según una encuesta de Harris Interactive realizada después de los disturbios del sábado.
(Información de Richard Lough y Simon Carraud; editado por Luke Baker y Kevin Liffey; traducido por Sabela Ojea Guix en la redacción de Madrid)