Por George Georgiopoulos y Lefteris Papadimas
ATENAS (Reuters) - Grecia saldrá oficialmente del último de sus tres rescates el próximo 20 de agosto y espera poder volver a financiarse en los mercados internacionales después de una crisis de deuda de casi nueve años que ha reducido su economía en una cuarta parte y obligado a aplicar dolorosas medidas de austeridad.
La crisis ha resultado profundamente traumática para los griegos que cambiaron con entusiasmo sus dracmas por euros en 2001. La adopción de la moneda única marcó el comienzo de una época de crédito barato que financió un derroche de consumo privado y gasto público que infló el presupuesto y el déficit de Grecia.
Desde que estalló la crisis de la deuda a principios de 2010, cuatro gobiernos sucesivos se han esforzado por evitar la quiebra, bajo el amparo del mayor rescate en la historia económica, más de 260.000 millones de euros prestados por los socios de Grecia en la zona euro y el FMI.
Ahora que Atenas observa el regreso a la normalidad y reclama su soberanía económica, las cicatrices siguen ahí: los bancos están abrumados con enormes carteras de préstamos incobrables y la carga de la deuda pública griega sigue siendo la más alta de la zona euro, del 180 por ciento del PIB.
Pero el sol está saliendo de entre las nubes. La economía, que se contrajo un 26 por ciento en los años de crisis, ha empezado a crecer, el turismo está en auge y el desempleo está bajando lentamente, al 19,5 por ciento desde un máximo de casi el 28 por ciento.
"Si hay una lección que hayamos aprendido de la crisis es que, bajo cualquier circunstancia, se debe tratar de proteger la estabilidad macroeconómica", dijo Panos Tsakloglou, economista jefe del anterior gobierno de coalición.
"Las políticas populistas que puedan sumar algunos votos hoy y tengan efectos desastrosos dentro de unos años deben evitarse a toda costa. De lo contrario, tarde o temprano terminaremos en la situación en que nos encontramos ahora", dijo.
La economía de Grecia creció por quinto trimestre consecutivo entre enero y marzo, y la expansión avanzó a un ritmo anual del 2,3 por ciento, una señal de que la recuperación está cobrando impulso, ayudada por las exportaciones. La Comisión Europea prevé un crecimiento del 1,9 por ciento este año.
Pero sigue habiendo escepticismo, incluso en el Fondo Monetario Internacional, que ve reforzarse la recuperación pero dice que "los riesgos externos e internos tienen un sesgo negativo".
(Escrito por George Georgiopoulos; Editado por Gareth Jones; Traducido por Blanca Rodríguez)