Hernán Martín
Washington, 12 may (.).- La economía estadounidense dio en abril señales de sacudirse la pereza que viene arrastrando en los últimos tiempos con un aumento de la inflación y del consumo que aventura nuevas subidas de los tipos de interés.
El índice de precios al consumo (IPC) aumentó un 0,2 % en abril, con lo que la inflación interanual se situó en el 2,2 %, en los niveles que la Reserva Federal (Fed) considera saludables para la economía y que se había fijado como meta.
En marzo, los precios habían caído un 0,3 %, lo que había suscitado preocupaciones de que pudiera abrirse de nuevo una tendencia a la baja de la inflación, algo que podría entorpecer los planes de la Fed de proseguir con la subida gradual de los intereses de referencia, que actualmente están entre el 0,75 % y el 1 %.
Pero el dato de abril da nuevas municiones a la Fed, que ha anticipado dos alzas más del precio del dinero a lo largo de 2017, para proseguir con ese plan.
Por sectores, los precios de la energía repuntaron un 1,1 %, el mayor incremento desde enero, mientras que los de los alimentos subieron un 0,2 %, por debajo del 0,3 % de marzo.
La inflación subyacente, que excluye por su volatilidad los precios de la energía y alimentos, aumentó un 0,1 %, tras una caída del 0,1 % en el mes de marzo, y en tasa interanual quedó en un 1,9 %, debido principalmente al fuerte de los alquileres, que se han encarecido un 3,8 %.
Pero el elemento que ha supuesto hoy una luz de optimismo en el panorama económico estadounidense ha sido el incremento del consumo.
Las ventas minoristas se fortalecieron un 0,4 % en abril, pero más que ese dato, lo importante fue que en marzo no hubo una caída del 0,2 %, como se había calculado inicialmente, sino que el Departamento de Comercio corrigió el dato hasta una subida del 0,1 %.
Además, las ventas al por menor han aumentado en Estados Unidos en tres de los últimos cuatro meses, lo que se interpreta como una mayor fortaleza del consumo que debe impulsar el crecimiento.
En Estados Unidos el consumo es el verdadero motor de la economía, al representar dos terceras partes del PIB, por lo que los economistas siguen de cerca el comportamiento de los consumidores.
La Universidad de Michigan, además, publicó hoy su índice de confianza de los consumidores, que registró un fuerte incremento a comienzos de mayo para situarse en 97,7, frente al 97 de abril.
En la encuesta elaborada para hacer ese índice, los consumidores expresaron su mayor confianza en diez años en que comprarán bienes no perecederos para sus hogares, mientras que los planes de adquirir un vehículo se situaron en su punto más bajo en tres años.
La cifra de las ventas al por menor de abril se situó un 4,5 % por encima del volumen de ventas de un año antes, y sin tener en cuenta las de combustibles y alimentos, las más volátiles, el aumento de las ventas fue del 0,3 %, tras el 0,4 % de marzo.
La economía de Estados Unidos ha mantenido un crecimiento perezoso en los últimos tiempos, con un incremento del PIB de sólo el 0,7 % anual en el primer trimestre, el primero de la gestión presidencial de Donald Trump, que fue más bajo al esperado.
Este fue el peor registro del crecimiento en tres años y supuso una marcada desaceleración con respecto al 2,1% del último trimestre de 2016 y del 1,6 % con el que el país cerró todo el año.
Fue precisamente el brusco freno del gasto de los consumidores lo que llevó al PIB a esos pobres resultados al comienzo del año, al aumentar apenas a un ritmo anual del 0,3 %, frente al 3,5 % del periodo anterior, con lo que fue su peor dato desde finales de 2009.
En los últimos años, una vez superada la llamada Gran Recesión abierta en 2008, la economía estadounidense ha tenido muy pobres desempeños, del 2,4 % en 2014, el 2,6 % en 2015 y un 1,6 % en 2016.
Pero estos últimos datos parecieran apuntar a una mayor consolidación de la recuperación.
Trump ha prometido que la economía volverá a crecer de manera sostenida entre el 3 % y el 4 % anual bajo su mandato gracias a un agresivo plan de estímulo fiscal con el impulso de la inversión en infraestructuras y la reducción de impuestos.
El FMI, menos optimista, prevé que el crecimiento de EEUU será de un 2,3 % este año y del 2,5 % el próximo.