BRUSELAS (Reuters) - La inflación de la zona euro volvió a alcanzar un récord en mayo, lo que pone en entredicho la opinión del Banco Central Europeo de que las subidas graduales de los tipos de interés a partir de julio bastarán para frenar el persistente crecimiento de los precios.
La inflación en los 19 países que comparten el euro se aceleró hasta el 8,1% en mayo, desde el 7,4% de abril, superando las expectativas del 7,7%, ya que el crecimiento de los precios siguió aumentando, lo que indica que ya no es sólo la energía la que impulsa la cifra principal.
Los precios han subido fuertemente en toda Europa durante el último año, inicialmente por los problemas de la cadena de suministro tras la pandemia, y luego por la guerra de Rusia en Ucrania, lo que sugiere que una nueva era de rápido crecimiento de los precios está barriendo una década de inflación ultrabaja.
Aunque la inflación general es ahora 4 veces mayor que el objetivo del BCE del 2%, los dirigentes monetarios del BCE pueden estar más preocupados por el rápido aumento de los precios subyacentes, que indican que lo que antes se consideraba un salto transitorio de los precios se está afianzando.
La inflación, excluyendo los precios de los alimentos y la energía, que el BCE vigila de cerca, se aceleró desde el 3,9% al 4,4% interanual, mientras que una medida aún más ajustada, que también excluye el alcohol y el tabaco, se aceleró desde el 3,5% de abril al 3,8% interanual.
Con la esperanza de controlar la inflación, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, y su economista jefe, Philip Lane, ya han anunciado aumentos de 25 puntos básicos en el tipo de depósito del BCE (actualmente en -0,5%) en julio y septiembre.
Sin embargo, algunos dirigentes monetarios y economistas dudan de que esto sea suficiente, sobre todo porque la inflación subyacente no da señales de disminuir.
El problema es que una vez que los altos precios de la energía se filtran en la economía, la inflación se extiende y se afianza, perpetuándose finalmente a través de una espiral de precios y salarios.
Aunque las pruebas de esta tendencia aún no son claras, una serie de datos que van desde el aumento de los salarios negociados hasta el aumento de la inflación subyacente muestran un riesgo creciente.
Por ello, los gobernadores de los bancos centrales de Austria, Países Bajos y Letonia han afirmado que una subida de tipos de 50 puntos básicos en julio debería estar sobre la mesa.
Klaas Knot, el director del banco central neerlandés, llegó a afirmar que las expectativas de inflación se sitúan ahora en el extremo superior de lo que aún podría clasificarse como anclado, lo que indica que los hogares y los inversores podrían empezar a dudar pronto de la determinación del BCE de frenar el crecimiento de los precios.
El BCE se reunirá de nuevo el 9 de junio, donde pondrá fin formalmente al programa de compra de bonos a finales de junio y seguirá señalando las subidas de tipos.
(Reporte de Balazs Koranyi; traducción de Flora Gómez)