Por Alastair Macdonald
BRUSELAS (Reuters) - El silencio sepulcral en torno a la mesa de la cumbre europea después de que el nuevo primer ministro de Grecia sermonease a sus pares de la UE acerca de los males de la austeridad puede convertirse en la banda sonora de días de diplomacia dirigidos a evitar el caos financiero.
Alexis Tsipras, el político de izquierda radical de 40 años al que los griegos eligieron el mes pasado para sacarlos del rescate auspiciado por Alemania y cuyas condiciones encuentran opresivas, se encontró con algo más que una reunión de opiniones en su primera cumbre de la UE en Bruselas el jueves.
Y esa brecha de entendimiento, enfatizada todavía más por la nueva charla de Atenas sobre amortizaciones de deuda y una caricatura en un periódico cercano a Tsipras que representó al ministro de Finanzas alemán como un nazi cocinando a los griegos para sacarles la grasa, puede necesitar más puentes que la reunión de ministros de Finanzas prevista para este lunes.
Las personas que estaban en la sala cuando Tsipras presentó la petición de condiciones de crédito más cómodas ante los 27 líderes en Bruselas el pasado jueves dijeron que hubo cortesía por todas las partes -nada que ver con los fuegos artificiales que algunos habían temido del joven advenedizo que estaba en medio de ellos- aunque también frialdad y falta de debate posterior.
Algunos incluso se quedaron un poco decepcionados por una actuación más moderada y menos carismática de lo que habían previsto.
"Él no estuvo provocativo ni arrogante", dijo un diplomático de la UE, que se mostró de acuerdo con otras fuentes que dijeron que Tsipras había hablado en términos generales, y por ahora familiares, de las condiciones de su campaña electoral.
"Pero se alejó un poco en lo que respecta al tono de negociación habitual en el Consejo, donde se habla en términos directos y concretos. Fue más bien a grandes rasgos. Ha salido directamente de la campaña (...) y de un partido que nunca ha gobernado antes".
Algunos líderes parecieron no prestar a Tsipras toda su atención, a pesar de que él los había apaciguado respaldando una línea común en contra de Rusia.
Eso alivió los temores a un veto de Grecia a las sanciones contra Moscú en una cumbre dominada por informes de los líderes alemanes y franceses que habían llegado apresuradamente tras la mediación en una tregua en Ucrania.
El presidente de la cumbre Donald Tusk, un exprimer ministro polaco cuyo contundente estilo de gestión ya se contrasta con el de su antecesor belga famoso por su paciencia en debates interminables, había dejado claro desde el principio que no habría discusión con Tsipras, dejando las negociaciones para los ministros de Finanzas en próximas fechas.
Aunque expertos técnicos iniciaron una primera exploración tentativa sobre áreas de consenso y disputa el viernes, dos días después de que los ministros de la eurozona no lograsen ni siquiera acordar un esquema común de los problemas, cualquier tipo de acuerdo para este lunes parece lejos de convertirse en realidad.
Jeroen Dijsselbloem, el ministro holandés que presidirá la reunión del Eurogrupo, dijo que era "muy pesimista", aunque todas las partes esperan que se disponga algún paquete de crédito en un plazo de dos semanas, cuando el plan actual de rescate de la UE expira y los bancos griegos corren el riesgo de quedarse sin acceso a financiación.
"La gente quiere mucho", dijo Dijsselbloem. "Las expectativas del gobierno (griego) están por las nubes. Pero las posibilidades, dado el estado de su economía, son muy limitadas. Así que todavía requiere un ajuste enorme, y no sé si podremos resolverlo tan pronto como el lunes".
"Los primeros pasos tienen que venir del gobierno griego".