Por Liz Lee y Alessandro Diviggiano
PEKÍN, 22 nov (Reuters) - Pekín cerró el martes parques, centros comerciales y museos, mientras que otras ciudades chinas reanudaron las pruebas masivas de detección del COVID-19, en un momento en que China experimenta un pico de casos, agravando la preocupación por su economía y reduciendo las esperanzas de una reapertura rápida.
China informó de 28.127 nuevos casos de transmisión interna el lunes, acercándose a su máximo diario desde abril, con infecciones en la ciudad sureña de Cantón y el municipio suroccidental de Chongqing que representan cerca de la mitad del total.
En la capital, Pekín, los casos están alcanzando nuevos máximos cada día, lo que llevó al gobierno local a pedir a sus residentes que no se desplacen y a que muestren una prueba de COVID negativa, de no más de 48 horas, para entrar en los edificios públicos.
A última hora del martes, el centro financiero de Shanghái anunció que a partir del jueves no se podrá entrar en lugares como centros comerciales y restaurantes en los cinco días siguientes a la llegada a la ciudad, aunque sí se podrá acudir a las oficinas y usar el transporte.
Con anterioridad, la ciudad de 25 millones de habitantes ordenó el cierre de locales culturales y de ocio en siete de sus 16 distritos tras registrar 48 nuevas infecciones locales.
La oleada de infecciones está poniendo a prueba los ajustes introducidos por China en su estrategia de cero contagios, con el objetivo de que las autoridades sean más selectivas en sus medidas de represión y dejen de recurrir a los confinamientos y pruebas generalizadas que han asfixiado la economía y frustrado a los residentes después de casi tres años de pandemia.
"Algunos de nuestros amigos se arruinaron y otros perdieron sus trabajos", dijo un jubilado de Pekín de 50 años apellidado Zhu. "No podemos hacer muchas actividades y es imposible viajar. Así que esperamos que la pandemia acabe lo antes posible".
Las autoridades sanitarias atribuyeron dos muertes más al COVID-19, después de las tres que hubo el fin de semana, que fueron las primeras de China desde mayo.
Incluso tras el ajuste en las directrices, China sigue siendo un caso atípico en el mundo con sus severas restricciones sobre el COVID, incluidas las fronteras que permanecen prácticamente cerradas.
El endurecimiento de las medidas en Pekín y otros lugares, mientras China intenta evitar confinamientos en toda la ciudad como el que paralizó a Shanghái este año, ha renovado la preocupación de los inversores por la segunda mayor economía mundial, pesando sobre las acciones y llevando a los analistas a recortar las previsiones de demanda petrolera a fines de año.
La correduría Nomura dijo que su índice interno estima que un conjunto de localidades que representan alrededor del 19,9% del Producto Interno Bruto total de China están bajo algún tipo de confinamiento o de restricciones, por encima del 15,6% del lunes pasado y no muy lejos del pico del índice en abril, durante el confinamiento de Shanghái.
El gobierno argumenta que la política de "cero COVID" del presidente Xi Jinping salva vidas y es necesaria para evitar que el sistema sanitario se vea desbordado.
Sin embargo, muchos usuarios frustrados en las redes sociales establecieron una comparación con los aficionados sin mascarillas que asisten al Mundial de fútbol que comenzó el domingo en Qatar.
"Decenas de miles de personas en Qatar no llevan mascarillas. Y todavía tenemos pánico", escribió un usuario en la plataforma Weibo.
(Reporte de las redacciones de Pekín y Shanghái; escrito por Brenda Goh; editado en español por Flora Gómez y Carlos Serrano)