Por Alastair Macdonald y Elizabeth Piper
BRUSELAS (Reuters) - El secretario británico del Brexit, David Davis, llegó el lunes a Bruselas para iniciar unas conversaciones que, según dijo, esperaba que llevaran a una "nueva, profunda y especial asociación" con la UE por el bien de los británicos y de todos los europeos.
Sonriendo mientras se reunía con el negociador jefe de la Unión Europea, Michel Barnier, en la sede del ejecutivo de la UE, el veterano defensor de la salida de Reino Unido del bloque dijo que quería que hubiera un tono "positivo y constructivo" en las conversaciones, añadiendo: "nos unen más cosas de las que nos separan".
Barnier, un ex ministro francés, ha expresado su impaciencia en el pasado por el hecho de que Reino Unido haya tardado casi un año en iniciar las conversaciones. Con un aspecto más serio que su homólogo británico, dijo que esperaba que el lunes pudieran acordar un formato y un calendario.
Su prioridad, dijo, era aclarar las incertidumbres que había creado la consulta del Brexit del pasado junio. Está previsto que él y Davis ofrezcan una rueda de prensa conjunta por la tarde.
Casi un año después de que los británicos se sorprendieran a sí mismos y a sus vecinos al votar el 23 de junio de 2016 a favor de cortar lazos con su principal socio comercial y casi tres meses después de que la primera ministra, Theresa May, les metiese en una cuenta atrás de dos años para el Brexit en marzo de 2019, casi nada está claro sobre el futuro.
Incluso la propia supervivencia política inmediata de May está en duda, 10 días después de que perdiera su mayoría parlamentaria en unas elecciones anticipadas.
Responsables de ambas partes rebajan las expectativas de lo que puede lograrse en un solo día. Los diplomáticos de la UE esperan que esta primera reunión, y una cumbre en Bruselas el jueves y el viernes donde May se reunirá - pero no negociará - con otros líderes de la UE, puedan mejorar el ambiente tras algunos espinosos comentarios.
La aceptación de Davis de la agenda del lunes llevó a algunos funcionarios de la UE a creer que el Gobierno de May podría estar finalmente adoptando la visión de Bruselas de cómo se deben llevar a cabo las negociaciones.
¿QUÉ BREXIT?
La debacle electoral de May ha reavivado las discrepancias sobre Europa entre los Conservadores que su predecesor David Cameron esperaba zanjar con el referéndum, y deja a los líderes de la UE con incertidumbre sobre su plan para un "Reino Unido global" que muchos de ellos consideran como un disparate.
Aunque partidarios del Brexit como Davis han respaldado firmemente la propuesta de May de una ruptura limpia con el mercado único y la unión aduanera, el ministro de Finanzas, Philip Hammond, y otros se han hecho eco este mes de llamamientos del sector empresarial de un "Brexit" menos duro y mantener lazos aduaneros más cercanos.
Con descontento en la propeuropea Escocia y problemas en Irlanda del Norte, que se enfrenta a una nueva frontera con la UE en la dividida isla, el Brexit supone nuevas amenazas para la integridad del Reino Unido.
Las conversaciones pondrán a prueba la habilidad de miles de funcionarios trabajando contrarreloj para deshacer 44 años de pertenencia a la UE en 649 días desde ahora, hasta el 30 de marzo de 2019. Para los responsables que negociarán el lunes, al menos por la parte de la UE, una gran preocupación es que Reino Unido se quede en un limbo, sin acuerdo alguno.
Por ello, Bruselas quiere prioritariamente garantizar los derechos de 3 millones de ciudadanos de la UE que viven en Reino Unido y recibir miles de millones de euros que dice Londres le deberá por su ruptura.
Con más de un millón de expatriados británicos en la UE, May también quiere un acuerdo sobre los derechos de sus ciudadanos, aunque las dos partes están aún lejos. El pago de una "factura del Brexit" podría ser más difícil.
Bruselas también se resiste a las demandas británicas de unas conversaciones inmediatas sobre un futuro acuerdo de libre comercio. La UE insiste en que eso debe esperar hasta que se hayan esbozado los términos sobre el divorcio, idealmente a finales de este año. En cualquier caso, los responsables de la UE dicen que Londres ya no parece seguro de qué acuerdos comerciales pedirá.
Pero líderes europeos, entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Emmanuel Macron, también están decididos a no hacer concesiones que puedan alentar a otros a seguir el camino de salida británico.
Cuando el 52 por ciento de los votantes británicos optó por el Brexit, algunos temieron por la supervivencia de una unión abatida por la crisis del euro y dividida en su respuesta a una caótica inmigración. La elección del ferviente europeísta Macron, y su victoria aplastante en las elecciones parlamentarias francesas del domingo, ha reavivado el optimismo en Bruselas.