Washington, 30 sep (EFE).- El Congreso de Estados Unidos aprobó hoy un presupuesto federal temporal y evitó que a la medianoche de se produjera un cierre parcial del Gobierno ante la falta de consenso para aprobar los fondos del año fiscal 2016.
Tras una primera aprobación en el Senado, con 78 votos a favor y 20 en contra, la Cámara de Representantes también respaldó el proyecto, que contempla la financiación de la Administración hasta el 11 de diciembre, con 277 votos a favor y 151 en contra.
Las negociaciones sobre los presupuestos han girado en torno a una disposición que algunos conservadores querían incluir para retirar los fondos a la organización Planned Parenthood, después de que se revelaran unos polémicos vídeos en los que algunos de sus miembros hablaban con laxitud sobre la venta de tejidos fetales para investigación.
Sin embargo, quienes se opusieron a aprobar el presupuesto con fondos para dicha organización no sumaron los votos suficientes, ya que la mayoría republicana quería evitar otro cierre parcial de la Administración, como ocurriera en 2013.
No obstante, la medida fue aprobada en la Cámara Baja gracias al apoyo demócrata, ya que todos sus miembros estuvieron de acuerdo en respaldar el presupuesto temporal, mientras que la totalidad de los "noes" provinieron de la bancada conservadora, siendo más los republicanos en contra que a favor.
De este modo, el debate presupuestario entre demócratas y republicanos se dilatará hasta diciembre, aunque los líderes de la mayoría conservadora ya se han puesto en contacto con la Casa Blanca para negociar un plan presupuestario que comprenda los dos próximos años fiscales y evitar una situación similar.
Un acuerdo presupuestario de este calado evitaría una discusión al respecto el año próximo, a apenas unas semanas de las elecciones presidenciales, pero lograrlo de facto dependerá en gran medida de la oposición más o menos férrea de los ultraconservadores del Tea Party, que forman un nutrido grupo en la Cámara Baja.
La línea más dura del Partido Republicano cree que deben utilizar toda influencia en las negociaciones sobre el gasto para presentar medidas políticas que defiendan los intereses y valores conservadores, incluso si eso desencadena una amenaza de veto del presidente o conlleva el temido cierre parcial del Gobierno.