Fráncfort (Alemania), 30 sep (EFE).- Los concesionarios europeos
de Opel están dispuestos a participar "con una importante inyección
de liquidez" en la nueva compañía a cambio de voz en las áreas de
distribución y venta.
Así lo afirmó hoy el vicepresidente de la Asociación europea de
concesionarios Opel (Euroda), Albert Still, que precisó que Euroda
quiere recaudar entre sus miembros hasta 500 millones de euros.
Reveló que las asociaciones nacionales más importantes de Europa,
entre ellas la de España y Reino Unido, han indicado su disposición
a participar en ese proyecto millonario.
Still está seguro de que la asociación belga de concesionarios se
sumará a esa iniciativa, incluso si la nueva dirección de Opel
decide finalmente cerrar la planta de Amberes, pues "también ellos
quieren seguir vendiendo coches Opel".
El vicepresidente de Euroda reconoció que el objetivo de esa
contribución es "participar como concesionarios en el nuevo Opel
para de esa manera tener derecho de intervención a nivel de
distribución y ventas".
Los compradores de Opel, el consorcio austríaco-canadiense Magna
y el banco ruso Sbarbank, han rechazado la participación de los
concesionarios en la nueva Opel, pero según Still no la descartan si
esa participación es en una división financiera aparte.
"Estamos hablando de un banco Opel, de un fondo o de una
aseguradora", adelantó Still.
Agregó que "todavía no hay negociaciones precisas en esa
dirección", si bien "confiamos en que podamos iniciar un diálogo en
la tercera semana de octubre".
Mientras, los representantes sindicales de Opel Europa volvieron
a reunirse hoy en la sede de Opel en Rüsselsheim para preparar la
ronda de negociaciones que celebrarán mañana con Magna.
En el centro de las negociaciones está el plan industrial que
Magna y su socio aplicarán una vez se complete la operación de
compra de Opel a General Motors (GM).
Según el plan de reestructuración adelantado por GM y Magna, se
suprimirán alrededor de 11.000 empleos en toda Europa.
Entre los países afectados por el ajuste, tanto Bélgica -donde la
planta de Amberes se arriesga al cierre-, como Reino Unido -que
cuenta con dos fábricas- o España, han hecho público su descontento
con la forma en que se llevó a cabo la negociación y han denunciado
que el plan de Magna favorece injustamente a las plantas alemanas.
También han exigido a la Comisión Europea que verifique si Berlín
condiciona sus ayudas a Magna -hasta 4.500 millones de euros- a un
trato más favorable a las factorías alemanas.
Desde Bruselas, el portavoz comunitario de Competencia, Jonathan
Todd, recordó recientemente que la Comisión ha dejado claro que
tiene la intención de examinar atención las ayudas a Opel. EFE