Por Karolina Tagaris y Robbin Emmott
ATENAS/BRUSELAS (Reuters) - Alemania dio prácticamente por terminadas las negociaciones para evitar una situación de impago de Grecia, diciendo que la sorprendente decisión del primer ministro griego, Alexis Tsipras, de convocar un referéndum no había dejado margen de maniobra más allá de discutir cómo abordar este revés.
Preocupado ante la posibilidad de que el país pudiera abandonar la eurozona, algunos ciudadanos griegos hicieron cola ante los cajeros para sacar efectivo, aunque no había imágenes de pánico en Atenas.
Muchos se mostraron desafiantes, diciendo que Tsipras les había ofrecido una ocasión importante para decidir su propio destino.
Los ministros de Finanzas de la eurozona habían acudido este mediodía a la reunión en Bruselas con la intención de abordar unas negociaciones definitivas para alcanzar un acuerdo con el que Grecia evitara caer en un impago el próximo martes, cuando vence un tramo del programa del rescate internacional.
Pero todos los ministros de Finanzas fueran cogidos por sorpresa por el sorprendente anuncio de referéndum realizado de madrugada, que supuso el rechazo de las propuestas de los acreedores.
Posteriormente, uno tras otro empezaron diciendo que lo único que quedaba era cómo limitar los efectos del impago.
"No hay base para más negociaciones", dijo el ministro de Finanzas alemán, Wolfgan Schäuble. "Obviamente uno nunca puede descartar sorpresas con Grecia, por lo que siempre puede haber esperanzas. Pero ninguno de los colegas con los que he hablado ve posibilidades sobre qué es lo próximo que se puede hacer".
"Hoy pretendíamos continuar negociando con el Gobierno griego en relación con lo que eran las condiciones, la financiación, todas estas cuestiones estaban abiertas, y ahora todo se ha complicado mucho más, todo es mucho más difícil", dijo el ministro de Economía español, Luis de Guindos.
"Estamos cada vez más cerca de que el plan B se convierta en el plan A", dijo desde Bruselas en declaraciones recogidas por TVE.
SEGUNDA REUNIÓN EUROGRUPO, VAROUFAKIS PIDE AMPLIAR RESCATE
En la tarde del sábado, el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, dijo que los ministros de Finanzas de la eurozona celebrarían una segunda reunión este sábado sin la presencia del ministro de Finanzas griego para decir los siguientes pasos una vez que Atenas ha rechazado las propuestas de los acreedores.
Con anterioridad, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, había manifestado que pedirá a los acreedores del país una ampliación del programa de rescate durante unas pocas semanas para preparar el referéndum convocado para el 5 de julio.
"Vamos a sugerirles que, bajo estas circunstancias, deberíamos tener una extensión de unas pocas semanas para garantizar que la gente es escuchada", afirmó a Reuters.
Pero varios de sus homólogos de la eurozona parecieron descartar que se pudiera otorgar un período de gracia.
De hecho, Schäuble dijo que: "Grecia ha abandonado la mesa de negociaciones y ahora estamos en una situación en la que el programa acaba el martes porque no hay más negociaciones".
Con la mayoría de los bancos cerrados por fin de semana, no había indicios de nerviosismo en las calles de Atenas.
Responsables del Gobierno griego dijeron que no había planes para imponer controles de capital para limitar la retirada de efectivo.
Pero la policía reforzó las medidas de seguridad en torno a los cajeros tras formarse las primeras colas horas después del discurso televisado en el que Tsipras anunció la convocatoria de un referéndum.
El Banco Central de Grecia dijo que estaba haciendo grandes esfuerzos para asegurarse de que los cajeros disponían de efectivo.
Después de varios meses de discusiones con los acreedores, Tsipras dijo que sometería los "humillantes" términos de las instituciones a una consulta popular el próximo 5 de julio.
El ministro del Interior, Nikos Voutis, pidió calma y dijo a los legisladores: "El partido no ha acabado para el país, su gente y su parlamento".
Sin un acuerdo claro sobre la financiación del rescate, Atenas entraría en una situación de impago de unos 1.600 millones de euros de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).