Madrid, 20 sep (EFE).- Las empresas españolas gastan en ciencia unos 6.000 millones de euros anuales, frente a los 11.500 millones que destina la media europea, una falta de inversión que, unida a los recortes presupuestarios de los últimos años, está llevando a España a una posición vulnerable en la economía mundial.
Esta es una de las conclusiones del dossier "Investigación e innovación: ¿qué nos jugamos?, elaborado a partir de dos informes y presentado hoy por el director general de la Fundación bancaria La Caixa, Jaume Giró.
Según el dossier, en 2015, las empresas españolas invirtieron el 0,57 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en I+D, mientras que la media comunitaria dedicó el 1,07 %, lo que significa que las empresas españolas deberían invertir el doble sólo para alcanzar al resto de socios comunitarios y casi el triple para situarse en los valores medios de los países más desarrollados, los de la OCDE.
Para Luis Sanz, investigador del Instituto de Políticas y Bienes Públicos (IPP) del CSIC y autor de uno de los informes, esta falta de inversión privada es llamativa porque las empresas del Ibex-35 tienen recursos suficientes para hacerlo: "sólo durante el año pasado, ganaron en conjunto, 40.000 millones de euros de beneficios, y con dedicar el 15 % de estas ganancias" estarían al nivel europeo.
Pero ¿por que las empresas españolas invierten tan poco en I+D?. El informe cita, entre otros factores, al predominio de pequeñas y medianas empresas del tejido empresarial, sumado al modelo productivo y la especialización de la economía, donde la alta tecnología o los sectores emergentes (TIC, biotecnología, nuevos materiales, nanotecnología, etc) prácticamente carecen de peso.
Además, existen factores adicionales que también explican esta situación -detalla el texto-, "como el insuficiente nivel de cualificación de los directivos, una cultura innovadora limitada o el temor al riesgo empresarial".
Junto a la falta de inversión privada, el informe recuerda que con la crisis y, "en contra de las recomendaciones de los organismos internacionales", el Gobierno español redujo el gasto en ciencia incluso por detrás de socios comunitarios como Portugal, "que con una crisis tan aguda como la nuestra, ha mantenido un mejor compromiso con la I+D".
Añade que no sólo hace falta más financiación pública, sino que también es necesario mejorar la utilización de esos recursos y llevar a cabo ciertas reformas para "transformar algunas prácticas en las universidades y centros públicos de investigación" para gastar el dinero con más "eficiencia".
Sin embargo, frente al comportamiento empresarial y estatal con la I+D, el informe destaca la alta valoración que los españoles tienen de la ciencia, cuyos profesionales están entre los más valorados de la sociedad, especialmente entre los jóvenes.
Sobre este punto, el informe advierte de que "debería suscitar una cierta preocupación que tanto las empresas como los gobiernos tengan un comportamiento alejado de las expectativas del sector más dinámico de la sociedad española, representada por los jóvenes y la población con niveles educativos más altos".
"Los recursos adicionales que la ciencia necesita para cambiar el rumbo a corto plazo no son demasiados" y podrían servir para "cambiar el modelo productivo" que está siendo ampliamente superado por los países emergentes que como Brasil, China o India.
Sin cambios, asegura Paloma Miravitlles -coautora del trabajo-, España corre el riesgo de "quedar atrapada en la mitad", entre los países líderes en innovación como Estados Unidos, Japón o Alemania y las ventajas competitivas de los países emergentes.