Davos (Suiza), 21 ene (EFE).- El ministro brasileño de Finanzas, Nelson Barbosa, ha dicho hoy en el Foro Económico de Davos que la lucha contra la desigualdad es para su país tan importante como el crecimiento del PIB, ya que, si se reduce la pobreza, crecen las oportunidades y habrá "más y mejor mercado para todos".
Barbosa ha participado en un debate sobre el crecimiento global, en el que también han intervenido el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, y la empresaria Zhang Xin, fundadora de Soho, la mayor compañía inmobiliaria de China.
El ministro brasileño ha explicado que Brasil se ha beneficiado durante muchos años de los elevados precios de las materias primas, entre ellos del petróleo, y que esos beneficios los ha destinado ha reducir la pobreza y la desigualdad.
Tras unos años de bonanza económica, ha dicho Barbosa, a Brasil le toca ahora, en un momento de transición, recuperarse y sobre todo adoptar medidas y reformas que incentiven las inversiones extranjeras.
Más que de crisis o de ralentización de la economía brasileña Barbosa ha preferido hablar del momento de transición que atraviesa el país, en un contexto internacional que también se está transformando y al que el gigante latinoamericano "se está ajustando".
En su opinión, Brasil tiene músculo de sobra y capacidad para aguantar en estos tiempos de cambio pues, entre otras ventajas, cuenta con una economía muy diversificada, y no depende sólo de las exportaciones de petróleo.
El Gobierno brasileño, ha explicado, se siente cómodo en la actual situación y está obligado a "preparar la economía para el nuevo contexto", siempre teniendo en cuenta que se trata de una democracia y que todas las decisiones deben tener el visto bueno de los electores.
Ahora, ha añadido, por ejemplo, el nuevo gobierno argentino que encabeza Mauricio Macri permitirá a Brasil mejorar en gran medida las relaciones bilaterales.
Frente a Barbosa, y con un punto de vista no muy alejado, estaba el Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, defensor a ultranza de reducir la desigualdad y, sobre todo, de que el Estado se implique.
En su opinión, las políticas de austeridad aplicadas en Europa y, en menor medida, en Estados Unidos, han debilitado las economías nacionales y han perjudicado el crecimiento, al tiempo que han ensanchado la brecha de desigualdad.
Una manera de estrechar esta brecha, según Stiglitz, es que las grandes corporaciones paguen los impuestos que deben, porque del pago de esos impuestos es de donde los estados pueden sacar los recursos para mejorar el bienestar de la población.
Muy lejos de este discurso está el de la empresaria china Zhang Xin, que ha recordado que viene de un país donde el Estado "lo es todo en la economía", y donde "cada ciudadano de a pie pide cada día que la intervención pública sea menor".
Xin ha añadido que China atraviesa un momento de crecimiento más moderado que hace unos años, pero ha recordado que para cualquier otro país, crecer al 6,9 % sería "un regalo".
Pese a que las noticias sobre el gigante asiático últimamente "son siempre negativas" y sólo se refieren a las turbulencias en las bolsas, la caída de la demanda interna, y la depreciación del yuan, Xin ha asegurado que hasta ahora todos los edificios que ha construido su compañía se han vendido y se siguen vendiendo a buen ritmo.
El primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, ha recordado que su país superó una grave crisis, y "se quitó de encima a la troika", reduciendo el gasto público y tomando otras decisiones "muy difíciles" pero que han dado resultado.