Es por ello que redujo fuertemente sus expectativas de crecimiento llevándola a un rango de -0,75% a 0,25%.
La desaceleración en la economía es tal que la tasa de inflación anual esperada alcanzaría en enero solamente al 0,6%. Realmente una situación inimaginable cuando a mediados del año pasado, el titular del Banco Central de Chile, José de Gregorio, declaraba que la entidad no lograría sino hasta bien entrado el 2010, reducir la tasa de inflación para llevarla a los niveles estipulados por la meta de la entidad.
Sin dudas este contexto llevará a la continuidad de los recortes en la tasa de interés de referencia. Esta continuidad no es del todo recomendada a la luz de la poca eficacia demostrada por la política monetaria en estimular la actividad económica y considerando los altos riesgos que se correrían en materia cambiaria.
Seguramente en Chile serán necesarias reformas profundas en la economía para evitar que en una situación futura similar, la economía sufra un nuevo impacto como el actual. Y desde el Banco Central, lo vivido servirá de experiencia para ensayar nuevos instrumentos para actuar y lograr una mayor eficacia.