Pekín, 15 sep (EFE).- El Gobierno chino anunció hoy varias medidas para estimular la inversión en la economía nacional -cuya desaceleración preocupa a los mercados internacionales-, entre las que destacan políticas para atraer talentos del exterior o relajaciones en controles fronterizos, informó la agencia Xinhua.
Una de las nuevas medidas consiste en la creación de una lista en la que se estipulan los sectores cerrados a la inversión, lo que implicará que el resto sí podrán recibir capital privado o foráneo, con lo que Pekín espera aumentar la entrada de éste.
Hasta ahora, China elaboraba una lista opuesta a la anterior, es decir, citaba los sectores donde sí se podía invertir, lo que en la práctica limitaba mucho la entrada de capitales, ya que los sectores abiertos eran entonces muy limitados, una excepción a la regla.
Este cambio "dará al mercado un mayor papel en la reubicación de recursos" y tiene por meta "construir un mercado abierto, equitativo y bien regulado en el que las compañías pueden tomar decisiones de forma independiente y participar en una competencia justa", destacó un comunicado oficial.
Otra medida anunciada hoy consiste en dar mayores facilidades para que los talentos extranjeros puedan solicitar permisos de residencia permanente en China.
Se beneficiarán de ello trabajadores en laboratorios, centros de investigación en ingeniería y firmas de alta tecnología o I+D que lleven cuatro años viviendo y pagando impuestos en China.
La tarjeta de residencia permanente dará a los beneficiados "los mismos derechos que los ciudadanos chinos en áreas como inversión, compra de viviendas o escolarización" de sus hijos, señalaron las autoridades.
Éstas y otras medidas se decidieron en la decimosexta reunión del Grupo para el Desarrollo de la Reforma, una institución para dictar cambios macroeconómicos liderada por el presidente Xi Jinping, presente en las reuniones de hoy.
"China debe hacer esfuerzos incansables para atraer inversión y tecnología extranjeras, y para mejorar los mecanismos de apertura del país", subrayó Xi tras la reunión del organismo, creado a instancia suya cuando ascendió al poder en 2012.
La economía china creció en la primera mitad de este año un 7 por ciento, lejos de las tasas de la década pasada (de en torno al 10 por cien), lo que unido a un descenso de indicadores como la exportación o la inversión está preocupando crecientemente a Pekín y los mercados internacionales.
Pekín asegura que la desaceleración de la segunda economía mundial es un hecho esperado y controlable, consecuencia del cambio de modelo de crecimiento más propio de países desarrollados (menos dependiente de las exportaciones y más del consumo interno).
Sin embargo, la crisis bursátil que ha golpeado al país este verano e indicadores macroeconómicos peores a lo esperado han contribuido a que China elabore todo tipo de medidas de choque para evitar un frenazo brusco del crecimiento económico, incluida una inesperada devaluación de su moneda, el yuan, el pasado agosto.